Asesinan de un disparo al periodista méxicano Fredy López Arévalo

CIUDAD DE MÉXICO.- La lista negra de agresiones a la prensa continúa en México. Este jueves ha sido asesinado de un disparo en San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, el periodista Fredy López Arévalo. La agresión ha tenido lugar alrededor de las ocho de la tarde en la puerta de la vivienda del reportero, quien volvía a casa acompañado de su esposa y sus hijos. La Fiscalía estatal ha confirmado la muerte de López Arévalo, que fue corresponsal de El Financiero y El Universal en Centroamérica y actualmente dirigía la revista Jovel. Con este crimen son ya nueve los periodistas asesinados en México este año.

López Arévalo y su familia regresaban este jueves de Tuxtla Gutiérrez, la capital chiapaneca, donde habían festejado el cumpleaños de la madre del periodista, como él había comunicado en sus redes sociales. En la entrada de su vivienda, en la colonia Las Rosas, un sicario ha asestado un disparo al reportero, quien ha fallecido en el lugar del ataque. El agresor ha huido a bordo de una motocicleta. “Condeno enérgicamente el cobarde asesinato del periodista Fredy López Arévalo. Ningún delito quedará impune, las investigaciones están en curso. Mi solidaridad con su familia y amigos”, ha escrito en su cuenta de Twitter el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón.

Con una amplia trayectoria a sus espaldas, el periodista se desempeñaba ahora como conductor de XERA-Radio Uno y dirigía la revista Jovel, que se editaba en San Cristóbal de las Casas. Empezó en el periodismo con 21 años y pronto se trasladó a Ciudad de México como reportero de varios medios, aunque nunca perdió el contacto con la información de su Estado natal.

En 1989 fue su primera incursión de una larga lista de coberturas en Centroamérica: cubrió elecciones en Guatemala y Nicaragua, donde narró la caída de los sandinistas y el triunfo de Violeta Chamorro. Vivió algunos años en San José, en Costa Rica, desde donde ejercía de coordinador regional para la agencia pública de noticias mexicanas, Notimex, y otro período en Panamá, para la revista Panorama Internacional. En 1993 fue contratado como corresponsal del diario El Universal en Centroamérica, con sede oficial en Guatemala. Poco después regresó a Chiapas para cubrir los primeros momentos del levantamiento de Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en 1994. Llegó a entrevistar al mayor Mario, que tenía a su cargo las tropas zapatistas en el municipio de Ocosingo.

Habituado a viajar por Europa como reportero, López Arévalo pasó grandes temporada en el otro continente, aunque siempre regresaba a Chiapas. Desde allí hizo desde enlace para Los Angeles Times hasta delegado de Notimex y también fundó la agencia de noticias Maya Press, con despachos en español, inglés y francés.

El reportero estaba escribiendo un libro que comenzó cuando residía en Estados Unidos: Marcel, casi novela. “La historia de un idealista francés que dejó atrás su vida bohemia en París para aventurarse por Chiapas en busca del legendario subcomandante Marcos, líder político y militar del EZLN”, definía el propio periodista, “es un proyecto inconcluso, latente”.

Grandes voces del periodismo han lamentado esta tarde el asesinato del reconocido reportero, y exigen a la Fiscalía justicia para su caso. México fue nombrado en 2020 como el país más letal para la prensa, según un informe de Reporteros Sin Frontreras (RSF) tras el homicidio de ocho periodistas. En lo que va de año, con el crimen de López Arévalo son ya nueve reporteros asesinados.

En mayo, Benjamín Morales Hernández, de 50 años de edad, fundador de Noticias Xonoida, fue secuestrado y asesinado al norte de Sonora. Había denunciado las amenazas. A mitad de junio, con menos de 24 horas de diferencia y separados por más de 700 kilómetros, Gustavo Sánchez (en Oaxaca) y Enrique García (en el Estado de México) se sumaron a esta lista negra, que hace de México el país más letal donde informar. Unos días después se encontró el cuerpo del periodista Saúl Tijerina, de 25 años, en Ciudad Acuña (Coahuila), desaparecido en la madrugada del 22 de junio cuando salía de trabajar en una fábrica.

Abraham Mendoza fue asesinado el 19 de julio cuando a las puertas de un gimnasio en Morelia (Michoacán). Mendoza tenía un espacio radiofónico en la emisora EXA 91.5 y trabajaba para la organización de difusión de arte Artists Rights Foundation. Esa misma semana Ricardo López, director del portal InfoGuaymas, en Sonora, fue asesinado a tiros en el estacionamiento de un supermercado. El comunicador, que cumplía 47 años ese día, había denunciado en una conferencia de prensa haber recibido amenazas de parte del crimen organizado este año. Jacinto Romero, locutor de Ori Stereo FM, fue acribillado el 19 de agosto en Veracruz mientras conducía su coche. El último fue a finales de septiembre Manuel González en Cuernavaca frente a un puesto de comida callejera.

El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) ha incidido en la falta de apoyo hacia los periodistas por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador. “Se comprometió a tomar medidas concretas para poner fin a la violencia contra la prensa y a la inmunidad por el asesinato de periodistas. No obstante, este ciclo continúa inalterable”, denunció en diciembre la organización, consciente de que en la gran mayoría de los casos de asesinato, “no se ha condenado a ningún acusado y los autores intelectuales permanecen libres”. De acuerdo con un informe de la organización Artículo 19, cada 13 horas se produce una agresión contra un trabajador de los medios de comunicación en el país.

 

FUENTE AGENDA 56