Chile se replantea décadas de crecimiento basado en industrias contaminantes
SANTIAGO.- Chile se está replanteando décadas de desarrollo económico basado en industrias altamente contaminantes, como muestra la decisión de cerrar la fundidora de cobre de Ventanas, en la bahía de Quintero y Puchuncaví, bautizada por Greenpeace como el Chernóbil chileno.
Los repetidos episodios de contaminación del aire, con cientos de intoxicados por dióxido de azufre, muchos de ellos niños, han llevado a la empresa estatal Codelco, la mayor productora de cobre del mundo, a anunciar la clausura de su planta. «No habrá más zonas de sacrificio ambiental» ha sentenciado el presidente Gabriel Boric.
«Hoy existen cientos de miles de personas que viven en nuestro país expuestas al deterioro ambiental severo que hemos causado o consentido y que como chileno me avergüenza. Este es un problema que viene desde la década de los 50, cuando los estándares ambientales y la contaminación no eran parte de las preocupaciones del desarrollo. Pero hoy eso ya no es así y ante esta realidad no seguiremos de brazos cruzados», aseguró Boric.
Pese a que Boric ha garantizado que ninguno de los 350 trabajadores de la fundidora perderá su empleo, el anuncio del cierre ha enfurecido a los sindicatos de trabajadores de Codelco, que han hecho un llamamiento al paro en sus plantas, en las que trabajan miles de personas. Las protestas ya han comenzado.
En juego está todo el modelo económico chileno que creó monstruos como el de la bahía de Quintero y Puchuncaví, a 160 kilómetros al noroeste de Santiago. Se trata de un complejo industrial, minero, energético y portuario que concentra 18 plantas en apenas 8 kilómetros de costa.
El problema es de tal calibre que en 1993 el lugar fue declarado «zona de sacrificio ambiental».
Cincuenta mil habitantes de las localidades de Quintero y Puchuncaví viven expuestos a emisiones contaminantes que, según los expertos, afectan gravemente a su salud. Nos explican su situación.
«Es crónica, crónica para siempre -dice Alejandrina refiriéndose a la enfermedad que sufre su nieta-. Y sí, me da miedo porque está con todos los remedios, por cualquier cosa, el miedo que les pase algo a sus pulmones por la contaminación».
«Y empieza a salir humo, así como ya, es mucho humo, demasiado, y sí decimos ahora, empezaron a botar humo y ya y al rato empieza como un olor a gas fuerte, y ahí empieza como que se te tapa mucho la nariz, demasiado fuerte ya, y empieza uno con náusea, con vómito y todo eso», relata Milen Cárdenas, otra vecina.
Los trabajadores de la fundidora de cobre de Ventanas se consideran el «chivo expiatorio» en una zona saturada de industrias contaminantes. El Gobierno no garantiza que cesarán las intoxicaciones, pero espera que así sea al clausurar la planta responsable del 62 % de las emisiones. El cierre será gradual y tardará cinco años en completarse.
FUENTE AL MOMENTO