Colocando el nombre de uno de nuestros puertos en honor a Orfila Salazar Simó, honramos su legado en el turismo de cruceros de nuestro país

El crecimiento excepcional del turismo de cruceros en la República Dominicana no sería posible sin la dedicación incansable de Orfila Salazar Simó. A lo largo de más de tres décadas, su visión y compromiso fueron fundamentales para transformar nuestros puertos y consolidar al país como un destino predilecto para los cruceristas.

En los tiempos desafiantes de los años 90’s, cuando pocos creían en el potencial del turismo de cruceros, Salazar Simó ya estaba inmersa en la promoción y desarrollo de esta industria. Su destacado papel como directora del departamento de cruceros en diferentes gobiernos demostró ser crucial para el progreso sostenible del sector.

El impacto es innegable: desde 200,000 cruceristas en 2010 hasta casi 1,600,000 en septiembre de 2023, el éxito no fue fruto de la casualidad, sino del arduo trabajo de Orfila Salazar Simó, con el apoyo de un formidable equipo de trabajo y el apoyo incondicional de los gobiernos de Hipolito Mejía, Leonel Fernández, Danilo Medina y Luis Abinader. Su legado se refleja en la diversificación y modernización de los puertos, como Amber Cove, Taíno Bay, Samaná, La Romana, Santo Domingo y el recién inaugurado puerto de Cabo Rojo en Pedernales. Es importante señalar, que luego de la pandemia del covid-19, el Gobierno demostró su resiliencia y firmeza llevando el número de cruceristas a niveles nunca antes vistos, y como no , ahí también estuvo el trabajo incondicional de Orfila Salazar Simó.

El reconocimiento internacional recibido por Salazar Simó de compañías líderes, como el galardón de Carnival Cruiser Line en 2015, evidencia su impacto positivo en el desarrollo de infraestructuras cruciales para el turismo. Es justo y necesario honrar su memoria bautizando uno de nuestros puertos con su nombre, reconociendo así a la madre del turismo de cruceros de la República Dominicana, quien falleció en mayo del 2023.

¡Honor a quien honor merece!

Por Lincoln Minaya