Detenido en Palermo Matteo Messina, el capo de la mafia más buscado en Italia
La leyenda sobre los grandes capos huidos de la Cosa Nostra señala que el día que los encuentren, será cerca de su casa. El poder lo otorga el territorio y no conviene alejarse demasiado de él. Matteo Messina Denaro, el capo mafioso más buscado de Italia, el último gran líder de la Cosa Nostra, lo ha confirmado este lunes. El mafioso, de 60 años, llevaba 30 fugado de la justicia y era considerado el último eslabón de la vieja organización que puso en jaque a todo el país en los años ochenta y que cometió los atentados más sanguinarios. Ha sido arrestado a las 9.18 de la mañana en una clínica privada de Palermo especializada en oncología donde se trataba desde hacía un año. Era la persona más buscada de Italia, pero durante 30 años siguió viviendo cerca de su casa en Castelvetrano (Trapani). Su arresto cierra definitivamente una etapa negra de Italia en la que la Cosa Nostra puso contra las cuerdas al Estado.
El mafioso se había registrado en la clínica Maddalena bajo el nombre falso de Andrea Bonafede. Padecía cáncer de colon y tenía una metástasis en el hígado por la que se sometía a ciclos periódicos de tratamientos de quimioterapia. Esta mañana, cuando ha entendido que la situación no era favorable, no ha opuesto resistencia, según explicaron luego los carabinieri. “Sí, soy Matteo Messina Denaro”, respondió a los agentes cuando le preguntaron su nombre. Después de su detención, junto a un chófer que le acompañaba, ha sido trasladado al aeropuerto militar de Boccadifalco (Palermo) y conducido a un lugar secreto. Las primeras imágenes difundidas por los carabinieri muestran a un hombre muy parecido a los retratos robot que se habían realizado en los últimos años y de quien no se poseían ni huellas dactilares ni fotografías.
“Hemos detenido a un criminal peligroso, sin violencia (…), como se pretende en un país democrático”, aseguró en una conferencia de prensa Maurizio De Lucia, fiscal jefe de Palermo. Cientos de agentes participaron en la operación. “Para capturarlo usamos el método tradicional ( …), cruzando datos, hablando con informantes, consultando banco de datos de enfermos. Un trabajo muy duro de agentes de los Carabinieri y de la policía”, afirmó el general Teo Luzzi. La investigación dio finalmente con la fecha en que el mafioso se presentaría en la clínica, contra la que no hay sospechas de una posible implicación. En el momento del arresto, el mafioso “vestía ropa de lujo”, un abrigo marrón y un reloj valorado en 35.000 euros.
Messina Denaro es autor de una cincuentena de homicidios —incluidos niños y mujeres embarazadas— y de los atentados más sangrientos de la Cosa Nostra en los años noventa del siglo pasado. Su caza se había convertido en una cuestión de Estado y una prioridad absoluta para las fiscalías antimafia de todo el país. Messina Denaro, también apodado U’Siccu (El Seco) o Diabolik, era un fantasma desde que en 1993 se esfumó tras unas vacaciones en Forte dei Marmi (Toscana) cuando ya pesaban sobre él acusaciones y condenas por delitos de asociación mafiosa, atentados, robos, tenencia de explosivos o una cincuentena de homicidios.
El capo pertenece al clan y a la época en la que la Cosa Nostra comenzó una escalada de atentados en los que fueron asesinados, entre otros, los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, o el general Carlo Alberto dalla Chiesa. Entre sus víctimas, además, también hubo un niño de 13 años, hijo de un mafioso, al que disolvieron en ácido nítrico tras un secuestro de 779 días para evitar que su padre colaborarse con la justicia. Hasta hoy vivía en la clandestinidad. De hecho, tiene una hija nacida en 1996 a la que jamás ha visitado y que ha preferido alejarse de su familia.
En el momento del arresto, la gente que estaba en la calle comenzó a gritar a modo de celebración. La misma sensación de alivio recorre toda Italia. La historia de este sanguinario fugitivo era una herida abierta para todo el país. Un fracaso del Estado y una tortura emocional para las víctimas y sus familiares. El presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, cuyo hermano fue asesinado por la Cosa Nostra, ha sido uno de los primeros en celebrar la noticia. La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, voló hasta Palermo y no tardó en expresarse al respecto. Cualquier gobernante italiano habría querido poder hacerlo durante su mandato. “Es una gran victoria del Estado, que demuestra que no hay que rendirse ante la mafia. Al día siguiente del aniversario del arresto de Totò Riina, otro capo del crimen organizado ha sido entregado a la justicia”, señaló. Pero después de 30 años fugado, y detenido en su región de nacimiento, algunos ponen en cuestión ahora que pueda venderse su detención como una gran victoria del Estado.
Los Messina Denaro son de Castelvetrano, en la provincia siciliana de Trapani. Pero él siempre fue visto como el último integrante de los corleoneses, el clan que comandó Totò Riina y que tuvo en jaque a toda Italia con una guerra interna que dejó unos 1.700 muertos y el éxodo de varias familias a EE UU en los años ochenta. Su detención liquida definitivamente la triada que gobernó el crimen organizado siciliano durante esa época y que formaron Bernardo Provenzano (detenido en abril de 2006 cerca de su casa) y el propio Riina, considerado el capo de capos y su gran padrino corleonés (detenido en Palermo en 1993 y fallecido en un hospital penitenciario en 2017). Riina, de hecho, siempre vio en Messina Denaro al más listo de sus ahijados, pero le afeaba desde la cárcel que se ocupase más de sus negocios que de la Cosa Nostra. Messina Denaro siempre fue un verso libre, nunca quiso enredarse en los asuntos de otros.
La captura del último gran capo, que sufría estrabismo y según el rastro de la investigación estuvo en Barcelona en 1994 para operarse en la clínica Barraquer, era la gran obsesión del Estado italiano. Una especie de ballena blanca que emergía de vez en cuando sin dejar luego ni rastro. La policía no había vuelto a verle desde 1988, cuando fue interrogado como testigo en la comisaría de Castelvetrano y aseguró que era un simple agricultor. Desde hacía años se estrechaba el círculo sobre el fugitivo, pero nadie hablaba, nadie daba pistas claras. Y el paso del tiempo invitaba a pensar que quizá habría muerto.
La policía detenía regularmente a empresarios, políticos o magistrados acusados de formar parte de su red delictiva. Giuseppe Grigoli, considerado el rey de los supermercados en Sicilia, fue arrestado en 2013 por sus vínculos con el capo. Le confiscaron 12 empresas y 700 millones de euros que conducían al jefe mafioso. Pero era solo una parte de los negocios del capo. Los intereses de Messina Denaro abarcaban también el sector inmobiliario en el norte de Italia, la energía eólica en toda la isla y las apuestas online.
La leyenda de Messina Denaro, cuyo padre también fue un capo local de la Cosa Nostra que vivió fugado durante ocho años, empezó a forjarse desde abajo. Su familia fueron los guardeses durante años de los D’Alì, propietarios de la Banca Sicula (Antonio, uno de los hijos, fue también senador de Forza Italia y secretario de Estado del Ministerio del Interior). El capo tuvo mucho contacto con ese mundo, aprendió y se ganó la confianza de los Corleoneses, que se fiaron de él para poner a salvo gran parte de la fortuna amasada. También para custodiar los secretos más preciados del archivo de Riina sobre la promiscuidad con los Gobiernos y las famosas negociaciones. Toneladas de información que ahora, tras su detención, podrían emerger a la superficie. Pero las esperanzas de que colabore con la justicia, tratándose del último gran capo de la mafia siciliana, son escasas
FUENTE AGENDA 56