Dominicana Julissa Reynoso abandonará su puesto como embajadora de EE.UU. en España
Madrid.- La dominicana-estadounidense Julissa Reynoso abandonará esta semana su puesto como embajadora de los Estados Unidos en España y Andorra tras algo más de dos años en el puesto, con la relación bilateral «en un momento histórico, de buena colaboración y buen sentimiento».
En entrevista con EFE, a pocos días de que deje el cargo para volver a Nueva York a ejercer de abogada, Reynoso destacó la «buena sintonía» con el Gobierno español encabezado por el socialista Pedro Sánchez, en un período en el que se ha logrado «mucho».
«Me siento muy contenta de lo que hemos logrado y cómo dejo la relación», se felicitó.
La diplomática, que dejará el cargo el 14 de julio, reconoció que durante su estancia en Madrid ha habido alguna discrepancia entre gobiernos, «que han sido muy pocas», que han servido para que ambos países sean «mejores aliados, mejores amigos», en un trabajo muy «profesional» desde la diferencia que ha llevado a «la mejor relación que pueda imaginar».
Para Reynoso, el mayor logro que ha conseguido durante su etapa ha sido el nivel de «confianza» entre dos países y sociedades con «objetivos y valores similares», una situación que no debería variar «independientemente de quién o qué partido esté en la Casa Blanca», en referencia a las próximas elecciones presidenciales que vivirá el país americano el próximo noviembre.
El mantenimiento de esta confianza es «sumamente importante» y la tarea que deja a su sucesor, porque los vínculos del trabajo diario «son mucho más importantes que cualquier momento político» y es, fundamentalmente, «lo que hay que mantener a largo plazo».
Si hay algo que Reynoso llevaría de España a EE. UU., en cuestión de políticas, es la seguridad ciudadana «sin el acceso tan normal a las armas» como en su país.
América Latina e inmigración
Uno de los aspectos en los que se ha trabajado de manera más coordinada entre ambas administraciones, además de los temas de seguridad y defensa, ha sido la cooperación y creación de medios para que ciudadanos latinoamericanos que quieran migrar a Estados Unidos o a España puedan hacerlo de manera regularizada y legal.
En ese sentido, Reynoso destacó el trabajo que ha hecho el gobierno español, un «modelo que hay que estudiar» por ser un trabajo «importante, coordinador y creativo».
La intención de EE. UU. con América Latina se mantiene invariable en el «desarrollo y promoción» de la actividad económica y la inversión para que los países de la región estén «en mejor condición para poder responder a las necesidades de sus ciudadanos».
Estas son acciones muy vinculadas al fenómeno migratorio, «uno de los grandes desafíos de nuestros tiempos» que comparten Estados Unidos, España y el conjunto de Europa. Para Reynoso, la clave está en que los países «más ricos y las instituciones multilaterales» trabajen con los países de origen para que haya condiciones que no obliguen a migrar por necesidad.
El auge del populismo y la ultraderecha
Preguntada por el auge de movimientos políticos e ideologías populistas y de extrema derecha tanto en Europa como en Estados Unidos, la diplomática reconoció que EE. UU. está «preocupada por la radicalización en general» de parte de la sociedad.
En su opinión, esto se debe a que hay una «destrucción de la verdad y la realidad», lo que convierte este asunto en otro de los «grandes desafíos de nuestros tiempos», en un trabajo que implica «asegurar que el odio no sea alimentado por la falta de verdad, por la desinformación y por la manipulación de la realidad».
Sin embargo hay una luz al final del túnel, para Reynoso, ya que «las instituciones democráticas y los ciudadanos con su fuerza electoral» -el último episodio este domingo, en la segunda vuelta de elecciones legislativas francesas-, han podido «rechazar en muchas instancias, o la gran mayoría, esa radicalización y la violencia retórica y violencia real que viene con esos movimientos».
Reynoso quiso vincular este aspecto con las campañas de desinformación e intromisión de países extranjeros, y mostró su preocupación por los «incentivos» que el actual clima político da a aquellos que «quieren que las democracias se debiliten».