El Papa denuncia que la libertad de prensa está amenazada por un «consumismo que anestesia»
El Papa ha denunciado durante la audiencia general de este miércoles que la libertad «está amenazada», entre otros factores, por un «consumismo que anestesia», con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa que se celebra este miércoles 3 de mayo.
Además, a través de su cuenta de Twitter, el Papa ha señalado que la libertad de prensa es «un indicador importante del estado de salud de un país» y ha reivindicado la necesidad de «periodistas libres» que ayuden a «no olvidar muchas situaciones de sufrimiento».
«Las dictaduras se apresuran a restringirla o suprimirla (libertad de prensa). Necesitamos periodistas libres que nos ayuden a no olvidar muchas situaciones de sufrimiento», ha escrito.
El comentario del Pontífice se produce pocas horas después de que la ONG Reporteros sin Fronteras (RSF) presentase su informe anual por el Día Mundial de la Libertad de Prensa, que establece una clasificación mundial sobre el periodismo, y en el que se alerta del «auge de la industria del engaño» y la desinformación en todo el mundo y sus herramientas, como la Inteligencia Artificial (IA), y señala el recrudecimiento de la agresividad del poder en muchos países.
El documento indica que las condiciones para el ejercicio del periodismo son «adversas» en siete de cada 10 países y «satisfactorias» sólo en tres de cada 10. España ha descendido cuatro puestos en esa Clasificación, pasando a ocupar el puesto 36, aunque pierde solo 1,34 puntos en la calificación global de la tabla.
EUROPA, EN «CRISIS» POR LA «MUNDANIDAD»
Por otro lado, el Pontífice ha constatado durante la audiencia general que «Europa está en crisis» por la «peligrosa persecución de la mundanidad». Así, ha advertido de que cuando lo único que cuenta es pensar en uno mismo y hacer lo que a uno le gusta, «las raíces se ahogan». «Es un problema que concierne a toda Europa, donde el dedicarse a los demás, el sentirse comunidad, la belleza de soñar juntos y crear familias numerosas están en crisis, toda Europa está en crisis», ha agregado.
Durante su alocución, ha lamentado el «consumismo que anestesia» la sociedad actual por el que uno se contenta con un poco de «bienestar material y, olvidando el pasado, flota en un presente hecho a la medida del individuo». De este modo, ha reivindicado la importancia de reflexionar «sobre la importancia de preservar las raíces, porque sólo profundizando las ramas crecerán hacia arriba y producirán frutos» y ha instado a los fieles a preguntarse: «¿Cuáles son las raíces más importantes de mi vida? ¿Dónde estoy arraigado? ¿Las recuerdo, las cuido?».
El Pontífice también se ha referido a su reciente viaje a Hungría y ha encomendado a la Virgen María «la martirizada Ucrania», instando a rezar el rosario por la paz en este mes de mayo.
EUROPA, «PUENTE DE PAZ»
Para Francisco, la verdadera vocación de Europa es ser «puente de paz» e «incluir las diferencias y acoger a quienes llaman a sus puertas». «Hermoso es, en este sentido, el puente humanitario creado para tantos refugiados de la vecina Ucrania, con los que he podido encontrarme, admirando también la gran red de caridad de la Iglesia húngara», ha dicho.
Del mismo modo, ha descrito a Hungría como «un pueblo valiente, rico en memoria». «He visto a tanta gente sencilla y trabajadora custodiar con orgullo el vínculo con sus raíces. Y entre estas raíces están ante todo los santos: santos que dieron la vida por el pueblo, santos que testimoniaron el Evangelio del amor, santos que fueron luces en momentos de oscuridad; tantos santos del pasado que hoy nos exhortan a superar el riesgo del derrotismo y el miedo al mañana, recordando que Cristo es nuestro futuro», ha comentado.
En este sentido, ha señalado que las sólidas raíces cristianas del pueblo húngaro fueron «puestas a prueba» durante la persecución atea del siglo XX. «Los cristianos fueron golpeados violentamente, con obispos, sacerdotes, religiosos y laicos asesinados o privados de libertad. Pero, aunque se intentó cortar el árbol de la fe, las raíces permanecieron intactas: una Iglesia oculta se mantuvo firme, con muchos clérigos ordenados en secreto, que daban testimonio del Evangelio trabajando en fábricas, mientras las abuelas evangelizaban en la clandestinidad», ha destacado.
Según ha recordado, «la opresión comunista fue precedida por la ocupación nazi, con la trágica deportación de una numerosa población judía». Si bien ha manifestado que «en aquel genocidio atroz, muchos se distinguieron por su resistencia y su capacidad de proteger a las víctimas, y esto fue posible porque las raíces de la convivencia eran firmes».