El presidente necesita funcionarios coherentes y comprometidos con el bien común

}En el panorama político actual de la República Dominicana, resulta evidente que ciertos actores no comprenden la magnitud del compromiso que demanda la función pública. Algunos políticos, desconectados de las verdaderas necesidades del pueblo, insisten en apostar por lo mal hecho, premiando prácticas incorrectas y priorizando intereses particulares sobre el bienestar colectivo.

Lo más alarmante es que, en su desmedida ambición, estos mismos actores llegan incluso a conspirar contra su propio Gobierno y las provincias que representan, olvidando que la lealtad a la nación debe ser el fundamento de toda gestión pública. Estas actitudes, además de mezquinas, se convierten en un obstáculo para el desarrollo del país y reflejan una falta de compromiso con el progreso de la República Dominicana.

El presidente Luis Abinader ha demostrado ser un líder enfocado en construir un país más justo y equitativo. Sin embargo, su gestión no puede permitirse el lujo de ser saboteada por “tirapiedras” ni por funcionarios que abusan de su confianza y traicionan su humildad y buena fe. El éxito de su administración depende, en gran medida, de rodearse de personas comprometidas con su visión de nación y de la remoción inmediata de quienes no aportan nada constructivo al Gobierno ni al país.

En estos tiempos, donde se requiere un liderazgo auténtico y responsable, es imprescindible que los políticos reflexionen sobre su verdadero rol. La ciudadanía demanda representantes íntegros, con visión y con un firme propósito de trabajar por el bienestar común. No es tiempo de premiar lo mal hecho ni de permitir que las ambiciones personales sigan siendo un lastre para el país.

Es imperativo que el presidente identifique y desplace a los funcionarios que solo se sirven del gobierno en lugar de servir al pueblo. Esta acción no solo garantizaría una gestión más eficiente, sino que fortalecería la confianza de la población en el liderazgo presidencial.

El Gobierno tiene muchos funcionarios que pasan con buenas calificaciones, no obstante, el presidente debe remover la mata y desvincular a aquellos que no aportan al Estado y al país.

El futuro del país exige que los intereses individuales queden subordinados al bienestar colectivo. Solo con coherencia, compromiso y determinación será posible avanzar hacia un porvenir más prometedor para todos los dominicanos. Es hora de actuar con firmeza y de tomar las decisiones necesarias para garantizar un legado de progreso y justicia.

Por Lincoln Minaya