Especialista explica mitos sobre el cáncer y la salud mental
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- La experiencia con el cáncer es diferente en cada persona que lo padece y todas las emociones son válidas e importantes, independientemente de su intensidad o de si son sentimientos encontrados.
La doctora Shawna Ehlers, psicóloga y experta en psiconcología en Mayo Clinic, ayuda a los pacientes a afrontar la carga emocional del diagnóstico de cáncer, incluido desvirtuar los mitos respecto a que el estrés que tienen en su vida fue lo que causó el cáncer o que tendrán que sufrir de depresión durante todo el tratamiento oncológico.
ESTRÉS NO CAUSA CÁNCER
«Si pudiese decir solo una cosa a todos los pacientes con cáncer, sería que el estrés no causa cáncer. Es un mito frecuente que provoca mucha angustia y culpabilidad innecesaria. La gente cree que si tan solo no hubiese aceptado aquel trabajo estresante o hubiese puesto fin a aquel matrimonio que causó tanto estrés, ahora no tendría cáncer. Uno de los aspectos más satisfactorios de mi trabajo es decirles que eso es absolutamente falso: el estrés no les causó el cáncer y tampoco hay ninguna evidencia científica que lo compruebe», señala Ehlers.
El estrés causa estragos de muchas maneras. La respuesta natural del cuerpo ante el estrés y que sirve para protegernos de cualquier amenaza percibida se queda encendida cuando no debe.
Esto puede ocurrir por muchas razones, incluido un trauma y otros factores de estrés. La activación prolongada del sistema de respuesta ante el estrés y la sobreexposición a las hormonas del estrés alteran casi todos los procesos corporales, pero no causan cáncer, añade.
El estrés influye sobre la recuperación del paciente de cáncer, destaca.
«Una vez diagnosticado el cáncer, se ha asociado al estrés con el avance de la enfermedad y, por ello, es realmente importante controlarlo. No significa evitar el estrés a toda costa, sino asegurarse que todos los días haya un período de descanso para que la fisiología se calme», explica.
QUÉ HACER PACIENTES DE CÁNCER PARA CONTROLAR EL ESTRÉS
Para controlar el estrés, también son fundamentales el equilibrio y la aceptación, además de trabajar con un profesional de la salud mental.
«Es importante separar los factores controlables de los incontrolables. Cuando se le diagnostica cáncer a alguien, esa persona puede sentirse conmocionada, perdida o abrumada, como si toda su vida estuviese fuera de control; sin embargo, después de tener tiempo para pensar, se da cuenta de que hay cosas que sí puede controlar», dice la médica.
DEPRESIÓN
Otro mito es que hay que soportar la depresión, apostilla Ehlers.
Es normal sentir estrés, ansiedad o tristeza y son sentimientos que suelen disiparse, acota.
Sin embargo, cuando eso no sucede, es importante hablar con un proveedor de atención médica y buscar apoyo. La depresión es diferente en todos y no siempre es fácil de reconocer; pero cuando antes se la trata, más pronto pueden los pacientes enfocar su energía en recuperarse y sanar.
«Es una parte normal del cáncer —que hasta se anticipa— y es tratable, así que no es algo que uno tenga que soportar y sufrir solo», aclara.
RECOMENDACIONES
Es sano hablar con los demás sobre el diagnóstico de cáncer, aunque no siempre sea fácil, añade. Algunas personas pueden contar con sus familiares y amigos, mientras que otras quizás intenten lidiar con el asunto evitando el tema, lo cual puede causar el efecto contrario y mermarles la energía que pueden emplear en recuperarse, añade.
«Algo en lo que trabajamos con los pacientes es en abstenerse de evitar la situación y, en realidad, hablar sobre la experiencia completa del cáncer. Esa forma de procesar las emociones ayuda a la gente a controlar el estrés y sentir menos ansiedad y depresión a la larga», comenta.
Además, es sano fijar límites. Hablar sobre el cáncer con un profesional de la salud mental, con familiares y con amigos cercanos ayuda, pero responder las preguntas de gente conocida o de extraños puede resultar estresante, dice.
REENFOCAR CONVERSACIÓN INCÓMODA
Añade que cuando la conversación se torne incómoda, hay que redirigirla y enfocarla nuevamente en la otra persona.
Las siguientes frases son un ejemplo de lo que puede ayudar:
«Agradezco que preguntes por mí, pero realmente me gustaría saber acerca de…»
«Gracias por permitirme contarte en qué ando, pero ahora cuéntame de tu nuevo auto, tu nuevo hobby, tu nuevo trabajo…»
«Gracias por preguntar por mí, pero ahora dime cómo está tu familia, tu esposa, tus hijos…»
Si prefiere, otra alternativa es ser sincero respecto a cómo le hace sentir la conversación y pedir amablemente que se cambie el tema.
«Parte de lo que hago como psicóloga en el cáncer es empoderar a los pacientes para que entiendan que se trata de su vida, de su cuidado médico, de su experiencia y que pueden controlar esto y a quién se le cuenta qué».
FUENTE AL MOMENTO