Hermanas y su madre eran violadas por sus otros tres hermanos en Uruguay
URUGUAY.- El pasado lunes una vecina escuchó los gritos desgarradores de una mujer. Se acercó a la cerca, miró en dirección al patio vecino y la escena la impactó: una joven era violada por uno de sus hermanos a plena luz del día. Llamó a la Policía. A los pocos minutos llegaron a la vivienda de Nuevo Paris varios patrulleros de la Unidad de Respuesta Rápida de Montevideo (URPM).
Los policías, acostumbrados a ver situaciones límites, se sorprendieron por el estado en que encontraron a dos mujeres, de 35 y 26 años, que estaban allí. Vestían buzos de mangas cortas, shorts y no tenían calzados. Sus cabellos, llenos de greñas, habían sido cortados igual que sus hermanos (cortos).
Cuando llegaron los efectivos, encontraron a la madre de los seis hijos que aceptó que su familia gritaba, pero que era porque sus hijos “estaban locos”, expresó el informativo Telemundo. Sin embargo, terminó confesando que sus tres hijos y ella eran víctimas de abuso sexual por parte de los otros tres.
A simple vista los policías apreciaron que las víctimas estaban en shock. Una de ellas, la de 35 años, no hablaba. Se tapaba la cara con una mano y no se separaba de un osito de peluche. Su hermana, de 26 años, sí intercambió algunas frases con los agentes. Las dos víctimas se veían en estado andrajoso, desnutridas y con falta de higiene de años.
Las estaturas de ambas eran similares a las de niñas de 13 años, según relataron fuentes de la investigación a El País. Era obvio que sufrían déficit de crecimiento.
La vecina, testigo de la violación, no quiso hacer la denuncia penal para no sufrir cuestionamientos en el barrio acusándola de colaborar con la Policía.
Según dijo una fuente policial a El País, las dos mujeres y un hermano de 13 años fueron subidos a un patrullero de la URPM y trasladados al Centro Coordinador del Cerro para que recibieran las primeras atenciones. “Las dos mujeres estaban muy hambrientas. Una de ellas relató a un médico que no comía desde hacía días. Pasaban a mate y cigarros”, expresó el policía. Y agregó: “Lo único que hicimos fue sacarlas de su casa. Los hermanos volaron de allí”.
Un agente dijo que un enfermero del Centro Coordinador le relató que las dos mujeres comieron en forma desesperada, con las manos, los alimentos que una enfermera les alcanzó. Y expresó que ambas víctimas desconocían el uso de tenedor y cuchillo.
Las mujeres no pudieron ser internadas en el Centro Coordinador del Cerro, ya que brinda los primeros cuidados y luego los pacientes son derivados a hospitales.
Los policías no podían regresar a las dos víctimas a su casa porque las iban a dejar a manos de sus victimarios. Y como el caso no había sido judicializado en ese momento, los uniformados no sabían qué hacer con ellas. En ese momento, uno de los policías decidió que el lugar idóneo para las dos jóvenes abusadas era el Hospital Pereira Rossell.
Una fuente de la Zona IV afirmó a El País que las dos jóvenes y un hermano de 13 años, también acusado de violar a las víctimas junto con otro mayor de edad, fueron trasladados en un móvil policial al Pereira Rossell En otro patrullero los policías transportaron hacia el nosocomio a la madre de las chicas.
“Las dos pacientes fueron llevadas al Hospital de la Mujer. Se les brindó la atención que requerían por medio de un equipo interdisciplinario. Están judicializadas. Es una situación muy compleja. Son dos pacientes que evidentemente estaban en condiciones extremas y por eso fueron llevadas por un móvil policial al hospital”, dijo a El País la directora del Pereira Rossell, Risel Suárez, al ser consultada sobre el caso.
Judicializadas.
La calle de Nuevo Paris donde vive la familia de las dos jóvenes abusadas tiene solo dos cuadras. Se encuentra a poca distancia de una planta de Conaprole.
En el lugar se ven casas de bloques de techos de dos aguas. Son construcciones humildes con muros de baja altura y árboles en los patios. Otros vecinos optaron por tejidos para delimitar sus propiedades.
En las esquinas hay grupos de jóvenes disfrutando del sol sentados en los cordones de las veredas de la avenida Carlos María De Pena y Córdoba, a pocos metros del pasaje donde ocurrieron las violaciones.
Una vecina relató a El País que no todas las familias de la zona eran gente de trabajo. “Muchos son beneficiarios del Mides. Y hay varios delincuentes en la cuadra. Es una situación que se repite en todos los barrios de la periferia de Montevideo”, explicó.
Con respecto al episodio de violación, dijo que no había escuchado nada. Otro vecino consultado respondió lo mismo. Ni siquiera trascendió el nombre de la vecina que denunció la violación de una de las chicas.
El caso es investigado por la Unidad de Violencia Doméstica de la Zona IV, mientras ambas víctimas se recuperan en el Hospital Pereira Rossell. La directora del centro expresó al respecto: “Ellas pudieron ser atendidas desde el punto de vista médico, psicológico, psiquiátrico. Y ahora siguen ingresadas, están bien y estamos esperando el proceso judicial. Ellas ingresaron por violaciones, en estado de shock; sufrían violencia extrema. Serán asistidas con el equipo hasta que el juez determine dónde van a ir”.
FUENTE AGENDA 56