Incertidumbre y tensión en la jornada en que Henry debería abandonar el poder en Haití
Un clima de incertidumbre se cierne sobre Haití, ya que este 7 de febrero finaliza el mandato del primer ministro Ariel Henry, según un acuerdo firmado en diciembre de 2022 con representantes de partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil y miembros del sector privado.
En los últimos días, se han intensificado las manifestaciones antigubernamentales y los llamamientos a la dimisión de Henry, en un contexto marcado por el cierre de escuelas y la reanudación de conflictos armados entre bandas, lo que provoca la huida de miles de personas de sus hogares.
El acuerdo político «Consenso Nacional para una Transición Inclusiva y unas Elecciones Transparentes», firmado bajo los auspicios de la comunidad internacional, establece que Henry seguiría siendo primer ministro hasta el 7 de febrero de 2024.
El acuerdo también contempla la creación de un Alto Consejo para la Transición (HCT) y un Órgano de Supervisión de la Acción Gubernamental (OCAG), así como un periodo de transición de 14 meses que incluiría la celebración de elecciones generales en 2023.
Sin embargo, durante el gobierno de Henry, no se ha cumplido ninguno de los objetivos y promesas formulados, y las condiciones para la celebración de elecciones, bajo los auspicios de una nueva constitución y un nuevo consejo electoral, están lejos de ser alcanzadas. Esto crea un vacío institucional en un país que no ha tenido representantes electos desde hace años debido a la incapacidad de organizar votaciones a tiempo para renovar los mandatos expirados.
En las últimas semanas, sectores y partidos opositores han intensificado las peticiones de dimisión de Henry, y las protestas antigubernamentales exigiendo su salida incondicional se han incrementado en todo el país.
Más de mil escuelas están cerradas en Haití debido a la violencia de las bandas, especialmente en los departamentos de Artibonite y Ouest, los más poblados del país. Los padres se niegan a enviar a sus hijos a la escuela debido al riesgo de convertirse en víctimas de la violencia. Además, cientos de niños han abandonado la escuela o han perdido años de escolarización al tener que huir de la guerra de bandas.
La situación se agrava con la amenaza representada por el exsenador y antiguo líder rebelde Guy Philippe, quien ha prometido una «revolución» para cambiar las cosas en Haití, aunque descarta una «revolución armada». Philippe cuenta con el apoyo de cientos de agentes de la Brigada de Seguridad de las Zonas Protegidas (BSAP), una entidad armada sobre la cual las autoridades han perdido el control.
Además, las bandas armadas han aumentado sus ataques contra la población civil. Recientemente, el grupo Mawozo, compuesto por 400 miembros, llevó a cabo un ataque en el que más de una decena de personas fueron masacradas y se creó una nueva cárcel civil.
Como resultado de la lucha entre pandillas por el control del territorio, al menos 300.000 personas han sido desplazadas y viven en campamentos en condiciones inhumanas, sin servicios básicos como agua y electricidad. Muchas personas se refugian en escuelas, mientras que otras huyen a ciudades de provincias para escapar del terror de las bandas en el área metropolitana de Puerto Príncipe, donde el 80% de la población se encuentra en situación de rehén.