La arriesgada apuesta de Ecuador con la incursión en la embajada de México

El asalto policial a la embajada mexicana para detener a un ex vicepresidente buscado por la justicia sigue causando conmoción en todo el mundo. El personal de la embajada y del consulado mexicano ha regresado a México. Internacionalmente, Ecuador está ahora muy aislado, un riesgo que el presidente Noboa estaba claramente dispuesto a correr.

Desde la Unión Europea hasta las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA), Ecuador enfrenta una condena unánime después de que la policía irrumpiera el viernes en la embajada de México para detener al ex vicepresidente Jorge Glas, que se había refugiado allí. Incluso dos países cercanos, como Estados Unidos y Argentina, no apoyaron la violación de la sacrosanta inviolabilidad de las embajadas.

Para el politólogo Gustavo Isch, el presidente Daniel Noboa ha abierto la caja de Pandora. «Es terrible porque, a nivel internacional, nos hace retroceder a cuando veían a Ecuador como una república bananera, un país donde no se puede invertir con seguridad porque no están dadas las condiciones de seguridad jurídica, porque en cualquier coyuntura, dependiendo de sus intereses, la decisión política del gobernante de turno puede cambiar las reglas del juego», dice.

El personal diplomático mexicano destinado en Quito abandonó Ecuador el domingo. El lunes, México anunció su intención de remitir el asunto a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo órgano judicial de las Naciones Unidas.

Apoyo popular

Si bien la condena internacional es fuerte, no se puede decir lo mismo dentro del país, según el coronel Mario Pazmiño, analista político y ex jefe de inteligencia de las fuerzas armadas ecuatorianas. «Creo que la población respalda la decisión del Presidente y lo veremos en la consulta popular sobre seguridad del 21 de abril [que propone endurecer la legislación contra la delincuencia y autorizar la extradición de traficantes, nota de la redacción]», subraya. «Creo que ya todos los ecuatorianos están cansados de la impunidad, están cansados de que estos delincuentes se burlen de los ecuatorianos amparándose en ciertos convenios internacionales, especialmente en lo que hace al asilo político».

Lo cierto es que el presidente Noboa ha corrido un gran riesgo para aparentar fortaleza, ganar el próximo referéndum y quizás ser reelegido el próximo año.

El estado de excepción terminó anoche en Ecuador, al igual que el toque de queda obligatorio en las zonas más violentas. Gracias a la declaración de conflicto armado interno el pasado mes de enero, los militares seguirán circulando por las calles del país.