La época dorada de la música mundial hasta la aberración que nos quieren imponer
Por Lincoln Minaya
Quienes hemos tenido la oportunidad de vivir la época dorada de la música mundial, podemos decir con toda certeza que, comparando esa época llena de éxitos musicales de los diferentes ritmos como el bolero, la balada, el merengue, la salsa, el rock, la bachata, cumbia, vallenato, entre otras tantas contribuciones de la música latina, norteamericana y mundial, la transición desde la grandeza musical hasta lo que se produce hoy en día es una diferencia del cielo a la tierra.
Es triste poder comparar a esos cantantes de fama mundial por la calidad vocal combinada con composiciones de la talla de Armando Manzanero, Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel, José Luis Perales, Danny Daniel, Rafael Solano, entre otros tantos brillantes compositores, arreglistas y cantantes de renombre mundial. Muchos de ellos sembraron una época y se convirtieron en leyendas gracias a su inmenso talento.
Es lamentable que la industria musical haya dado paso a una «chopocracia» musical que, en su mayoría, no puede exhibir la calidad de sus antecesores. Todo lo contrario, han arruinado la calidad musical y vocal, dando paso a una música estridente que no aporta nada al oído ni al gusto musical. Es la industria musical la gran culpable de que hoy en día tengamos que soportar, a través del reguetón y el dembow especialmente, una cantera de cantantes que no cantan nada, una música con ritmos repetitivos y letras que denigran a la mujer, la familia y la juventud, y que además incitan a la violencia y los falsos valores. Utilizan a las mujeres como objetos sexuales y han carcomido la mente de muchos jóvenes, obligándolos a abandonar sus sueños en los diferentes bares y discotecas.
Lamentablemente, hoy en día vemos otro ingrediente perturbador que está causando un daño brutal a nuestra juventud: la llamada «Comunicación» que nos quieren imponer. Esta es lo que más se parece a la vulgaridad, compuesta de “influencers” que muchos ni siquiera han terminado el bachillerato. Si le añadimos la baja calidad humana y educación deficiente, podemos decir que estamos involucionando a través de esa «chopocracia» que nos quieren meter entre boca y nariz.
Es penoso que la industria musical haya sido la causante de asesinar nuestro gusto musical. Y por otro lado, vemos con mucha preocupación que esas plataformas de hoy en día estén siendo promovidas y apoyadas por políticos y comerciantes que, detrás de esos espacios que atentan contra nuestro buen vivir a través de su chantaje, vocabulario vulgar e irrespeto a toda norma, buscan intereses personales en lujosas cabinas con inversiones millonarias, y uno se pregunta: ¿cómo es que lo hacen?. Es imposible que unos pocos políticos, comerciantes y empresarios se presten a apoyar lo que a todas luces sabemos que auspicia la degradación de nuestros valores y, como tal, también la de ellos mismos.
La calidad musical y la comunicación que nos quieren imponer están degradando nuestra sociedad. Es vital reconocer esta problemática y buscar soluciones que nos permitan rescatar los valores y el buen gusto musical que alguna vez caracterizó a nuestras generaciones pasadas.
Foto de portada: (Fuente externa)