La exaltación de Julián Javier

Pasadas las 11:00 de la noche del sábado, me llamó desde San Luis, Andrés Vanderhorst para darme detalles de la exaltación del dominicano Manuel Julián Javier, al Salón de la Fama de los Cardenales de San Luis y el retiro de sus números 25 y 7 que usó con el equipo.
Me llenó de orgullo recibir la llamada del fraterno amigo, quien viajó a San Luis, acompañando a su compueblano Julián Javier, así como a su hijo Stanley.
Me dijo Andrés que se trató de un acto muy emotivo que satisfizo a Julián y su comitiva.
Uno de los invitados especiales a la exaltación y retiro de número fue el ex inicialista, de los Cardenales Mike McGwire, quien también usó el número 25.
El honor recibido por la ex estrella de la segunda base, lo acogemos los dominicanos con alegría, pues Julián, en sus años de gloria en el béisbol de grandes ligas, siempre jugó para las Águilas Cibaeñas.
Los Cardenales de San Luis honraron a su ex segunda base regular desde 1960 hasta 1971. Él terminó su carrera en 1972, jugando brevemente para los Rojos de Cincinnati.
Con el uniforme de Cardenales participó en dos Juegos de Estrellas, 1967 y 1968, siendo declarado en éste último el Jugador Más Valioso.
Javier tuvo una destacada actuación en la Serie Mundial de 1967 y no olvido aquel momento, cuando en una narración clara y precisa, Billy Berroa, describió un jonrón que disparó el dominicano, en el
séptimo Juego de la misma para dar la victoria a los Cardenales y a su as del box Bod Gibson, además de la corona mundial frente a los Medias Rojas de Boston.
Desde muchacho era aficionado al béisbol y recuerdo cuando Julián formaba parte de un cuadro interior que no dejaba pasar nada.
Eran ellos Bill White (primera base), Dick Groat (campo corto), y Ken Boyer (tercera base). Espero no estar confundido, pero todos jugaron juntos haciendo historia en el Juego de Estrellas de 1967.
Con júbilo escribo estas líneas para honrar al gran dominicano y mejor amigo en lo personal.
Manuel Julián Javier, quien nació orgullosamente en Tenares. En su carrera de 13 temporadas, bateó .257 con 78 jonrones, 506 carreras remolcadas, 722 anotadas, disparó 216 dobles, 55 triples y 135 bases robadas.
Por encima de sus números, está su personalidad, su caballerosidad, hombre de bien y hombre entregado, no solo al béisbol, sino al deporte en sentido general.
Virtudes clave para que en 1978, fuera exaltado al Salón de la Fama del Deporte Dominicano y además, que recibiera el honor de que el estadio de San Francisco de Macorís, lleve su nombre en vida.
Falta espacio y palabras para concluir resaltando el honor que rindieron los Cardenales de San Luis, el sábado por la noche, a nuestro gran Julián Javier.
Gracias a Andrés Vanderhorst por tenernos presentes en un momento tan importante y por llamarme para contarme los detalles de lo que estaba viviendo en la acogedora y bien recordada ciudad de San
Luis.
Congratulaciones y abrazos a la familia Javier-Negrin, así como a todos sus relacionados y amigos, en forma especial a mi segundo pueblo, San Francisco de Macorís.

FUENTE MOMENTO DEPORTIVO