La realidad de la situación del vertedero de Salcedo

Por Lincoln Minaya

Desde la juramentación el 24 de abril del alcalde de Salcedo, Juan Ramón Hernández, una de las prioridades manifestadas por su administración ha sido enfrentar la saturación del vertedero municipal, un problema que ha afectado a la ciudad durante años. En su discurso inaugural, Hernández enfatizó repetidamente su compromiso con una «ciudad organizada, limpia y saludable». Sin embargo, es evidente que la magnitud del problema excede las capacidades financieras del gobierno municipal, lo que indica que la única solución sostenible debe venir del Gobierno central.

La situación del vertedero de Salcedo no es nueva. Recordamos cuando el municipio de Tenares estaba arropado de basura en la pasada gestión municipal, el entonces director general de Proyectos Estratégicos y Especiales de la Presidencia (Propeep), José Leonel Cabrera (Neney), sugirió que Tenares podría utilizar el vertedero de Salcedo. Para ello, anunció una inversión millonaria destinada a adecuar las instalaciones y asegurar su operatividad. No obstante, esas promesas no se materializaron, y los fondos nunca llegaron.

María Mercedes Ortiz, quien era la alcaldesa de Salcedo en ese momento, reconoció las severas limitaciones del vertedero. Aunque Ortiz estaba dispuesta a permitir que Tenares depositara sus desechos en Salcedo, dejó claro que esto solo sería viable con la inversión prometida. Sin esa inversión anunciada por Neney Cabrera, el vertedero no podría manejar la carga adicional sin comprometer la limpieza y salud pública de Salcedo. Esta decisión fue crucial para evitar un colapso en la gestión de residuos de la ciudad, destacando la necesidad de un plan de inversión estatal.

En la actualidad, el alcalde Juan Ramón Hernández ha estado utilizando las redes sociales para visibilizar las condiciones críticas del vertedero. Si bien es positivo que se aborde este tema de salud ambiental, algunos ciudadanos cuestionan la efectividad de esta estrategia. Se preguntan por qué no se recurre a medios de comunicación tradicionales (prensa escrita, radial y televisiva) que podrían llevar el mensaje a las autoridades nacionales de manera más directa y efectiva.

Existe también una preocupación de que los esfuerzos del alcalde Hernández puedan ser percibidos como una crítica a la gestión anterior de María Mercedes Ortiz, quien enfrentando las mismas limitaciones del vertedero que enfrenta la actual gestión, siempre se preocupó por mantener la ciudad de Salcedo limpia, como tal lo hizo, al punto que Salcedo era uno de los municipios más limpio del país. Es fundamental que el enfoque se mantenga en encontrar soluciones, trabajar más y no en buscar culpables. El alcalde Hernández debe asegurarse de que sus colaboradores no desvirtúen sus intenciones ni denigren el trabajo de sus predecesores, pues insinuar mínimamente que Mecho tiene alguna responsabilidad sobre este tema, están procurando un camino de cierta tirantez que en nada beneficia a la solución del problema, y María Mercedes Ortiz siendo senadora a partir del 16 de agosto, con la cercanía que tiene con el presidente y la mayoría de los funcionarios, sería una pieza fundamental para motorizar las inversiones cuantiosas que podrían realizarse para la solucion definitiva del gran problema de saturación de años que enfrenta el vertedero.

Además, se hace urgente una campaña educativa a través del Ayuntamiento para concientizar a la población sobre la importancia de reciclaje que podría a la postre ser una fuente de ingresos y ahorros para la alcaldía local.

La situación del vertedero de Salcedo refleja años de insuficiente inversión estatal y desafíos de las gestiones municipales. Para transformar esta realidad, se necesita un plan integral respaldado por el Gobierno central, acompañado de una gestión local efectiva y colaborativa. El alcalde Juan Ramón Hernández tiene la oportunidad de liderar este cambio, pero debe hacerlo con una estrategia clara y un enfoque en la solución. Mientras tanto, debe continuar trabajando para mantener la ciudad limpia, enfrentando las mismas limitaciones que sus predecesores.