Los contratos tempranos o ingeniería financiera de clubes de Grandes Ligas

El próximo lunes, cuando se abra el mercado de fichajes aficionado internacional de la MLB, alrededor de 20 adolescentes dominicanos rubricarán documentos que habían acordado hace hasta un lustro y los hará millonarios en dólares.

Pero esos «amarres» que ocurren en América Latina con niños tan temprano como hasta los 13 años ha servido como laboratorio para confirmar el avance de los sistemas de evaluación en la batalla frenética de los clubes para ahorrar dinero en desarrollo.

Sin con Wander Franco solo se necesitó de 70 partidos en la MLB para asegurarle US$182 millones la extensión que logró el mes pasado el venezolano Jackson Chourio es el ejemplo más reciente de los riesgos que se asumen en la industria para evitar el «sobrepago».

El jardinero sudamericano firmó su primer contrato profesional el 15 de enero de 2021 con los Cerveceros, un bono de US$1.8 millones. Solo necesitó de tres temporadas en ligas menores, incluyendo seis partidos en AAA, para convencer a los evaluadores de Milwaukee que tenían un tesoro en su finca y que se podía encarecer tan pronto aterrizara en el Gran Circo.

De ahí que en el verano comenzaron a negociar con su agente y en diciembre cerraron una extensión por 8 años que le garantiza US$82 millones.

En Wisconsin hay consenso en que Chourio ya está listo para las Grandes Ligas; iba a jugar 2024 por el mínimo de US$740 mil y entre 2025 y 2026 con ligeros aumentos.

Serían unos US$2.5 millones en el trayecto, aunque ese monto se hubiese podido disparar si era Súper Dos y habría que negociar en arbitraje.

Sin embargo, si resultara ser el jugador que promete hoy y rechazaba extensiones para sus años de arbitrajes 2027, 2028 y 2029 habría que buscarle mucho más dinero que el cobrado por  Juan Soto hasta la fecha, quien optó por esperar y llegar a la agencia libre.

El caso Soto

El guardabosque quisqueyano fue Super Two (el 22% de los jugadores con más tiempo de servicio que no han completado los tres años de servicio) tras la recortada campaña 2020 y vio cómo su salario saltó de US$233,111.

En una curso de 162 juegos ese salario iba a ser de  US$699,333. Pero su pago saló hasta los USS$8,5 millones ese 2021, un aumento de un 1,115%.

Entre Nacionales, Padres y Yanquis le habrán pagado a Soto en cuatro años de arbitraje US$78,9 millones. Casi lo mismo que los Cerveceros le han asegurado a Chorio, pero por ocho años.

El riesgo

Pero el caso de aquellos que todavía no se han enfrentado al nivel de la MLB se comenzó en 2018 cuando los Filis sellaron una extensión por US$24 MM y seis años con el intermedista Scott Kingery. Ese año Atlanta tentó a Ronald Acuña con una de US$30 MM antes de hacer su debut ligamayorista, pero el venezolano lo rechazó.

Con Kingery la operación no arrojó los frutos esperados, solo jugó 325 partidos en cinco años con una línea ofensiva de .229/.280/.387, 30 cuadrangulares y 80 remolcadas. No vio acción en 2023 y el club anunció que no activaría las opciones que tenía para 2024 que le hubiese pagado 13 millones. En ese trayecto fue un jugador de 0.5 victorias sobre nivel reemplazo, es decir, su valor real fue de 4 millones.

Los White Sox no pueden decir lo mismo con Eloy Jiménez y Luis Robert, quienes han respondido mientras han estado saludable.