Ortega Polanco: “La justicia es más que algunos jueces y que algunos casos”

Con la pretensión de que se pueda entender que “la justicia es más que algunos jueces y es más que algunos casos”, el juez de la Suprema Corte de Justicia Francisco Ortega Polanco se aboca a la coordinación de la nueva Cátedra de Comunicación y Justicia que abre la Escuela Nacional de la Magistratura.

Ésta se suma a las ya cátedras de Ética y de Jurisprudencia que imparte la Escuela, como entidad de educación superior que sirve a la formación de jueces.

La nueva apuesta académica recibe el nombre de Adriano Miguel Tejada, el fallecido exdirector de Diario Libre que destaca por su preponderante rol de comunicador y jurista.

Como lo explica Ortega Polanco, con la cátedra se procura la interacción académica entre jueces y periodistas, sin pretensiones de trazar pautas tajantes sobre lo que debe ser y hacer un periodista o un juez.

«Mientras más divulgación, mientras más transparencia, la sociedad tiene más posibilidad de acercarse al estado de bienestar»
Francisco Ortega Polanco
Juez de la Suprema Corte de Justicia

“La meta es poder articular programas de altos estudios para comunicadores y jueces, que aprendan o desaprendan, tanto en el área judicial como derecho de prensa”.

El juez, miembro de la Segunda Sala de la Suprema Corte, parte de la necesidad que advierte de aclarar concepciones erróneas que se tienen sobre los roles de cada actor, pero además, está consciente de que existe una gran corresponsabilidad entre unos y otros en el mantenimiento y fortalecimiento del sistema democrático del país.

“La idea de la colaboración entre jueces y periodistas, al margen de sus particulares intereses profesionales, es altamente comprensible, pues ambos tienen un rol social e intereses generales y comunes en la construcción incesante del estado social, democrático y derecho”, plantea.

Cuestiones que se deben aclarar

Como juez, Ortega Polanco pretende que los comunicadores conozcan el sistema de justicia, cómo funciona y los límites que tiene el juez.

Siente que un sistema que cuenta con casi 800 jueces, el contenido de la prensa, por lo regular, da visibilidad o puede limitarse a unos cuántos. Pero no necesariamente el trabajo profundo sea en las grandes ciudades, por lo que aspira a que los periodistas que abordan el tema judicial, sepan que “la justicia es mucho más que uno o dos jueces, que hay 800 en el país entero. En lugares apartadísimos hay jueces con limitaciones y administran justicia y que ahí también está el ser humano”. “La justicia es más que algunos jueces y es más que algunos casos”, insiste.

«La idea es que un ciudadano bien informado, aun cuando no esté de acuerdo con la decisión que tomó el juez, sienta respeto por la función de ese juez «
Francisco Ortega Polanco
Juez de la Suprema Corte de Justicia

El magistrado también quiere que se conozca que al sistema de justicia entran y se resuelven miles de casos, algunos, quizás, no con las expectativas que tiene la población, pero que son la salida a conflictos importantes.

Ortega Polanco cree que el ciudadano, a veces bajo influencia de los comunicadores, interpreta los hechos y las decisiones que se toman en los tribunales, sin tomar en cuenta que la verdad del juez depende de lo que le presenten, pues no es testigo del hecho.

“El juez no puede adherirse a la expectativa de soluciones generales, cuando el juez solo es una parte, pero no cualquier parte, es una parte ajena al plano fáctico de la situación”, enfatiza.

Una coerción no es una condena

También reflexiona en el hecho de que aún hay ciudadanos que no saben el alcance de una medida de coerción y suelen creer que es la condena.

“El comunicador tiene una función ayudando al ciudadano común a entender que hay roles distintos, que todo no es lo mismo, porque cuando la gente habla de la justicia, engloba a todo el que interviene en ella”.

Aún más, el jurista piensa que, incluso, hay periodistas que, por su desconocimiento del mundo jurídico, voluntariamente desinforman, pues en ocasiones, no saben distinguir un fiscal de un juez o un policía de un juez. Por eso, durante la Cátedra de Comunicación y Justicia se pretende debatir esos roles, pero también la relación del periodista con el juez.

“El rol del periodista es buscar la información y a veces hay valores que se deben preservar… Hay asuntos que no se pueden ventilar públicamente. Situaciones que lo ameritan y la ley lo ha previsto, pero la regla es que haya mayor divulgación y apertura, que la restricción sea siempre la excepción”.

Insiste en la transparencia con la que deben actuar los jueces, de manera tal que, un ciudadano bien informado, aun cuando no esté de acuerdo con la decisión que tomó el juez, sienta respeto por la función del mismo y no le reste legitimidad.

Parte de su convicción de que, mientras más divulgación, mientras más transparencia, la sociedad tiene más posibilidad de acercarse al estado de bienestar.

“El ideal es que el juez que no se esconda, que no tenga razón para esconderse. Que administre justicia de cara al sol, transparente, pero que pueda traducir en su sentencia, con un lenguaje sin rebuscamiento, sin palabras en latín y todas estas cosas, la ratio de sus decisiones, de manera tal que el ciudadano más simple pueda leer una sentencia y entender que fue lo que el juez vio o no vio”.

El magistrado Ortega Polanco está consciente de que, con la cátedra no se busca cambiar de plano esas culturas y concepciones erróneas, pero sí crear el escenario para el debate abierto y franco y que, como espacio académico, se sienten unos y otros a estudiar y analizar los temas.

Para lograrlo, buscan incorporar formadores jurídicos enfocados a los comunicadores, así como formadores enfocados a jueces.

La cátedra cuenta con un director internacional que es el sociólogo argentino aplicado en la comunicación judicial, doctor Kevin Lehmann. Además, buscan una universidad para un programa, aun en diseño, de estudios superiores de doble titulación que abarque el tema de la comunicación judicial y acoja a periodistas y jueces.

“Habrá cátedras magistrales, visitas guiadas a otros sistemas de justicia, tal como se ha pensado”, adelanta Ortega Polanco.

 

Infografía“Un homenaje a una vida luminosa”
La Cátedra de Comunicación y Justicia se denominó con el nombre de Adriano Miguel Tejada con interés de perfilar un modelo, pues sus organizadores aspiraban a un comunicador que incluyera en su formación y quehacer el aspecto jurista y que, al mismo tiempo, sirviera como orientación de los valores que se quieren construir durante el programa académico. “Entonces, un acto de justicia, primero, con una persona con un legado ostensible, notorio en diferentes áreas y con un prestigio, comenta el magistrado Ortega Polanco en referencia a Tejada.Dice que nombrar la cátedra en su honor, al tiempo de ser un homenaje a una vida luminosa, en provecho de un legado, es un ejemplo, como modelo y faro de orientación a lo que se quiere llevar o relacionar al maestrante o estudioso. Con Adriano también consiguen una cara conocida, dice. “Adriano Miguel Tejada es una persona icónica y justamente útil para los propósitos que se han diseñado (en la cátedra)”, comenta Ortega Polanco.