Padres de Esmeralda Richiez desean una condena de 30 años para el profesor Jhon Kelly Martínez
Una condena de 30 años es lo que desean los padres de Esmeralda Richiez para John Kelly Martínez, quien era su profesor de matemáticas y que fue condenado el jueves a 20 años de prisión por el Tribunal Colegiado de Primera Instancia de la provincia La Altagracia por homicidio y violación sexual. Deberá cumplir su condena en el CCR-14 de Anamuya.
Eligio Richiez Castillo e Isabel Martínez, aunque comprenden que esta condena no traerá de vuelta a su hija ni mitigará su dolor, expresaron su gratitud por el trabajo realizado por las autoridades judiciales, incluyendo jueces, fiscales y la policía, quienes han procurado justicia por el grave e irreparable daño causado por el profesor Martínez a su hija Esmeralda, quien tenía apenas 16 años de edad.
Al escuchar la condena, admiten que sintieron emociones encontradas y no experimentaron alegría; en su lugar, el llanto y el dolor los invadieron, al recordar a su hija, a quien extrañan en cada momento y buscan en todos los rincones de su hogar.
Los padres de la víctima afirmaron no tener motivos de celebración y dijeron valorar la condena, pero, consideran que los 20 años de prisión impuestos a Kelly Martínez no compensan el sufrimiento y dolor vividos por su joven hija.
Expresaron su satisfacción por el trabajo del Ministerio Público, el apoyo brindado por sus abogados, familiares, amigos y los medios de comunicación que han estado pendientes de la situación.
Entre lágrimas, la madre de Esmeralda compartió que aún la llama en varias ocasiones, incapaz de aceptar la idea de su ausencia física. «A menudo la llamo a ella por error en lugar de a mi otra hija Yurimar, y entonces comienzo a llorar y le pido fuerzas a Dios«.
Describió a su hija como una joven de 16 años con la mentalidad de una niña de 12, alegre, generosa, que le gustaba jugar con los niños, hacer amigos y dedicada a sus estudios.
Sobre el perdón hacia el maestro John Kelly Martínez, la madre de Esmeralda manifestó que en este momento no puede hablar de perdón, sino que solo pide misericordia a Dios y que se haga justicia.
Por su parte, don Eligio contó que solía despertar a Esmeralda cada mañana con un «buenos días, Dios te bendiga, hija», pero ahora su dolor y tristeza lo acompañan constantemente al darse cuenta de que Esmeralda ya no está y no le responderá «bendición papi».
Agradeció a Dios por darle fuerzas para seguir adelante y cuidar a sus otros hijos y familia, a pesar del dolor.
Al llegar a casa ayer, relató, lloró mucho al recordar a su hija y sentir su profunda ausencia.
Esta experiencia lo ha llevado a estar más cerca de sus hijos, dedicarles más tiempo, brindarles más amor y cuidarlos con mayor atención.
Concluyó exhortando a los padres a estar más atentos a sus hijos, mantenerlos cerca y no confiar ciegamente en nadie, especialmente en maestros, dada la experiencia que les ha tocado vivir.
Eligio e Isabel esperan que, en caso de que los abogados apelen la sentencia emitida por los jueces, esta sea ratificada o incluso aumentada en instancias judiciales posteriores.