Perdió sus manos, pero logró “vencer todos los obstáculos”

La historia de Willi Segura es una de esas que sirven como ejemplo de superación y demuestran que, a pesar de las adversidades, se puede salir adelante. Con tan solo 18 años, vivió una experiencia definida por él como “volver a nacer”, luego de tener una “vida hecha”.

Un día cualquiera del año 2005, mientras trabajaba en una constructora, tuvo un accidente que le trajo como consecuencia perder ambas manos.

Mensajero Ejemplar

“Yo estaba trabajando y pegué una varilla de un alambre de alta tensión. O sea, estaba envarillando un plato y al pegar la varilla del alambre de alta tensión recibí una descarga muy fuerte que me dañó los tejidos de la muñeca, por lo que, después de ver que los tejidos ya estaban muy dañados, decidieron amputarme las manos”, explicó Segura.

Para ese entonces, tenía una familia bajo su responsabilidad, incluyendo un hijo de 8 meses. “Es uno volver a nacer, volver a aprender a comer y uno tener que valerse de otro”, agregó.

Negligencia

La constructora donde trabajaba Willi era ambulante y no pagaba seguro, por lo que no asumió el compromiso del accidente que le cambió la vida. Por esta razón, decidió llevarlo a la justicia, pero aun así fue un proceso manchado por la negligencia.

“Pusimos un abogado y éste se vendió porque llevó al juzgado a Edeeste, ya que el alambre estaba por debajo de la altura que llevaba. Dieron el fallo y como a los dos años él me dice que fue en contra de nosotros”, declaró.

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Como justificación de la sentencia por parte del juzgado, mencionó que el abogado no citó a la constructora ni a la dueña de la casa, pese a que tenían las pruebas suficientes para hacerlo.

De igual manera, Segura manifestó que el letrado tenía que apelar al mes y no lo hizo. “Puso a otra gente para que pusiera la apelación y este la presentó después de los seis meses, por lo que el caso caducó”.

Salir adelante

Una de las cosas que más ayudó a Willi a no darse por vencido fue su decisión de adaptarse rápido a su nueva realidad, de modo que hoy en día “muy pocas cosas se me hacen difíciles”.

“Fue duro porque yo tenía que quemar mi etapa de salir y paraba con un abrigo. Fue un proceso muy difícil, pero tuve que salir adelante. Yo mismo me dije que tenía que hacerlo porque lo que estaba hecho, no tenía vuelta atrás”, comentó.

no darse por vencido fue su decisión de adaptarse rápido a su nueva realidad, de modo que hoy en día “muy pocas cosas se me hacen difíciles”.

Además, se mostró muy agradecido por el apoyo de sus familiares, en especial de su madre y su esposa. En el caso de sus amigos, muchos se quedaron, pero otros decidieron abandonarlo a su suerte y riesgo.

“Tenía amigos y, cuando me pasó el accidente, se fueron y quedaron pocos porque nada más eran amigos de chercha, pero esos (los que se quedaron) fueron leales”.

Luego de su recuperación, volvió a tomar el timón de su vida y se empeñó en buscar la manera de crecer como persona y superarse a sí mismo. Se centró en continuar educándose, por ello su atención giró en torno a realizar cursos, como es el caso de uno relacionado a levantar microempresas.

En la actualidad, trabaja como mensajero en el Ministerio de Obras Publicas y Comunicaciones (MOPC), donde tiene seis años como empleado, y afirmó que le gusta lo que hace.

Logró ese empleo debido a que: “Yo soy una persona que, desde pequeñ`o, soy comunitario. Había alguien que era el presidente de la junta de vecinos que yo le ayudaba y visitaron la comunidad (La Ciénaga) y vieron mi capacidad, por lo que me ayudaron a conseguir ese empleo”.

Desde aquel entonces, cuatro hijos más se han sumado a la familia, para un total de cinco, dos hembras y tres varones. El mayor tiene 18 años y la menor tiene cinco.

Muchas preguntas

Una de las interrogantes de algunas personas al conocer este tipo de historia es: ¿Cómo alguien mantiene la fe en progresar, luego de vivir una experiencia traumática?

“Lo primero es que uno se deprime mucho y se hace muchas preguntas, como el por qué a mí me sucedió, si lo único que hacía era trabajar, mientras que otros delinquen. Uno se siente mal, pero después le ve otro sentido a la vida”, aseveró Segura.

Después de toda la mala experiencia, considera importante que “estoy aquí, dándolo todo”.

Sus allegados lo describen como “un ejemplo a seguir, porque, a pesar del obstáculo, no ha tenido retroceso”. También comentó que, si bien perdió ambas manos, “conocí gente que vale mucho la pena”.

Para concluir, decidió transmitir un mensaje para todas aquellas personas que han atravesado algo similar: “No se puede caer derrotado, sino mirar más allá y vencer todos los obstáculos, porque al final uno le encuentra el sentido a la vida… son duros, difíciles, pero se pueden vencer y con el tiempo uno se acostumbrará a cómo es y la gente lo acepta y ayuda”.

Willi Segura es otro ejemplo que inyecta la fe y motivación de vivir, a pesar de las dificultades.