Pescadores a orillas del Ozama están paralizados; entienden deben ser prudentes ante lluvias
Unos 50 miembros de la Asociación de Pescadores Río Ozama-Mar Caribe han atracado sus embarcaciones en los muelles improvisados frente al barrio La Ciénaga, a orillas del río Ozama. Aunque se quejan de las pérdidas que representan el disturbio tropical que incide sobre el país, entienden que lo mejor es ser prudentes para evitar pérdidas humanas.
Pedro Pablo Morales Contreras, pescador y dueño de una pescadería, posee tres yolas pesqueras con motor fuera de borda. Ha decidido sacar sus equipos del río Ozama para evitar que una crecida significativa lo deje sin sus herramientas de trabajo. Morales Contreras, preocupado por su vida y la de sus compañeros, recuerda naufragios anteriores que han cobrado vidas, con yolas llegando hasta Panamá y Jamaica.
«Esto es un fenómeno de la naturaleza, y uno no puede salir porque pone su vida en riesgo. Lamentablemente, las prohibiciones contra nosotros provocan una merma del producto y, por ende, un déficit en nuestros ingresos», plantea Morales Contreras, también propietario de la pescadería «Pepe». Se ve obligado a comprar pescado importado en momentos difíciles para no cerrar sus negocios, a pesar de ser un productor de pescado fresco.
Pedro Pablo forma parte de decenas de pescadores que han sido seleccionados para ser reubicados en los nuevos locales construidos por el gobierno a través del proyecto de readecuación barrial Nuevo Domingo Savio.
Domingo Antonio Peña, otro pescador y vendedor de pescados de La Ciénaga, enfrenta una situación similar. «No hay nada ahora mismo. Ahora mismo la cosa está difícil con esta tormenta, todo está paralizado», dice mientras prepara un pescado de los últimos que le quedan en el refrigerador para un cliente.