Sobre Venezuela, coronavirus y monicaquillos imperialistas
A – Los temas que escribo, no los elijo yo, sino, que ellos me eligen a mí. Por tal razón, cuando me siento a escribir, voy como a un parto literario. Eso es así, porque en el escritor actúan fuerzas que los preñan de textos, que una vez lo sentimos concebidos, nos negamos a abortarlos o a cercenarlos, por lo que hay que parirlos enteros, so pena de caer en tormentosos conflictos emocionales, porque no se tiene paz, hasta que no se haga la tarea asignada.
B – Por tales razones, la extensión de un texto está supeditada a la interacción de fuerzas biológicas, espirituales y cósmicas que confluyen en un ser humano, para de manera, hasta ahora misteriosa, vibrar en una determinada frecuencia para hacer a un escritor.
C- El texto que presento hoy a mis amables lectores obedece a esa trilogía, de la cual no se puede escapar cuando ella se encapricha con uno de nosotros. Por la extensión del texto, lo voy a dividir en cuatro entregas. Hoy, va la primera; esperando que tanta vigilia y desvelos, y la conspiración de las pulsiones cuánticas que obran sinérgicamente entre la trilogía señalada, sea para luz, amor, y crecimiento de todos. De inmediato, el texto:
1 – James Petras es un doctor en sociología nacido en Boston en enero de 1937. En el presente, este intelectual tiene 83 años de vida. De él se puede decir, que desde que se hizo hombre ha tenido una vida productiva a favor de la humanidad. El doctor Petras ha sido profesor de la Binghamton University de Nueva York, de la Universidad de Pensilvania, y profesor adjunto en Saint Mary’s University, de Halifax (Canadá). Petras es conocido por sus estudios sobre los imperialismos, la lucha de clases y los conflictos latinoamericanos. Sobre estos temas ha escrito más de 62 libros traducidos a más 29 idiomas y producido por sobre 2600 artículos publicados en las revistas y periódicos más prestigiosos del mundo. Estas solidas credenciales certifican que James Petras no es de esos, que siendo “monicacos y monicaquillos”, pretender ser eruditos de la más alta escala de la intelectualidad.
2 – Para los fines de la presente entrega, voy a resumir y parafrasear del doctor Petra, su artículo titulado: “Estados Unidos y Venezuela: Contexto histórico. Crónica de una lucha antimperialista de invasiones y revoluciones”, publicado en decenas de periódicos digitales en fecha 18 de mayo de 2019. Cito:
3 – “En los primeros 40 años del siglo XX, Estados Unidos invadió a Cuba convirtiéndola en una cuasi colonia y repudiando al héroe de su independencia José Martí; proporcionó asistencia militar y asesoría al dictador de El Salvador, asesinó a su dirigente revolucionario Farabundo Martí y a 30.000 campesinos sin tierra que pretendían la reforma agraria. Intervino en Nicaragua, combatiendo a su líder patriótico Augusto César Sandino e instaló una dinastía dictatorial dirigida por los Somoza, que se mantuvo en el poder hasta 1979. También intervino en Cuba en 1933 para instalar una dictadura militar que reprimiera el alzamiento de los trabajadores del azúcar. Entre 1952 y 1958, Washington armó a Batista en su lucha contra el movimiento revolucionario 26 de Julio, liderado por Fidel Castro. A finales de los treinta, EE.UU. amenazó con invadir México cuando su presidente, Lázaro Cárdenas, nacionalizó las compañías petroleras estadounidenses y redistribuyó la tierra entre millones de campesinos sin acceso a ella”.
4 – Tras la derrota del fascismo (1941-1945) – continua Petra narrando -, se produjo un crecimiento significativo de gobiernos socialdemócratas en América Latina, a los que EE.UU. se oponía. En 1954, derrocó al presidente electo de Guatemala, Jacobo Arbenz, que había expropiado las plantaciones bananeras de la United Fruit Company. Apoyó un golpe militar en Brasil en 1964, que se mantuvo en el poder por veinte años. En 1963, derrocó al gobierno de Juan Bosch, elegido democráticamente, e invadió República Dominicana para evitar un levantamiento popular. En 1973 respaldó el golpe militar chileno que derrocó al presidente socialista Salvador Allende y sostuvo el régimen militar del dictador Augusto Pinochet durante casi veinte años. Posteriormente, EE.UU. ocupó Granada en 1983 y Panamá en 1989.
5 – Estados Unidos sostuvo a los regímenes derechistas de la región que apoyaban a los oligarcas de la banca y las grandes compañías estadounidenses, los mismos que explotaban los recursos, a los trabajadores y a los campesinos.
6 – Pero a comienzos de los noventa – prosigue Petras -, poderosos movimientos sociales encabezados por trabajadores, campesinos, funcionarios de clase media, médicos y profesores desafiaron la alianza entre las élites gobernantes de EE.UU. y las distintas naciones. En Brasil, el Movimiento de los Sin Tierra, que agrupaba a 300.000 campesinos, consiguió la expropiación de grandes latifundios improductivos; en Bolivia, los mineros y campesinos indígenas, incluyendo a los cocaleros, derribaron a la oligarquía. En Argentina, las huelgas generales y los movimientos de masa de desempleados consiguieron echar a los gobernantes corruptos aliados del City Bank. El éxito de los movimientos nacionalistas y populistas llevó a la convocatoria de elecciones libres que ganaron presidentes progresistas de izquierdas en toda América Latina, especialmente en Venezuela.
7 – En 1989 – sigue Petras narrando – los programas de austeridad impuestos por el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez con el respaldo de EE.UU. dieron paso a manifestaciones de protesta (el Caracazo) fuertemente reprimidas por la policía y el ejército, que causaron cientos de muertos y heridos. Hugo Chávez, un oficial del ejército, se rebeló y apoyó la revuelta popular. Fue detenido, encarcelado, posteriormente liberado y se presentó como candidato a la presidencia. En 1999 resultó elegido por un amplio margen sobre la base de un programa de reformas sociales, nacionalismo económico, fin de la corrupción e independencia política.
8 – Washington – prosigue Petras -, inició entonces una campaña de hostilidades para que Chávez se uniera a la guerra global del presidente Bush en Afganistán y el resto del mundo. Pero Chávez se negó a someterse, afirmando: «No se combate el terror con el terror». A finales de 2001, el embajador de EE.UU. se reunió con la élite empresarial y un sector del ejército para destituir a Chávez mediante un golpe de Estado que se produciría en abril de 2002. El golpe apenas duró 24 horas. Más de un millón de personas, la mayor parte residentes de los barrios de chabolas, marcharon hacia el palacio presidencial con el apoyo de los militares leales. Derrotaron el golpe y restituyeron a Chávez. A partir de ahí, Chávez ganó una docena de elecciones democráticas y referendos a lo largo de la década siguiente. El presidente Chávez triunfó, en buena medida, gracias a su programa exhaustivo de reformas socioeconómicas a favor de los trabajadores, desempleados y clase media.
9 – Ya en el poder, Chávez construyó más de dos millones de casas y apartamentos, que se distribuyeron de forma gratuita entre las clases populares; cientos de clínicas y hospitales que ofrecían sanidad gratuita en los barrios más pobres; universidades, escuelas de formación y centros médicos para estudiantes de baja renta con acceso libre.
10 – En el gobierno de Chávez, miles de personas debatieron y votaron temas políticos y sociales en los centros comunitarios de los barrios, incluyendo críticas y destituciones de políticos locales, algunos incluso funcionarios chavistas.
11 – Entre 1998 y 2012, el presidente Hugo Chávez ganó cuatro elecciones
presidenciales directas, varias mayorías en el Congreso y dos referendos nacionales, obteniendo entre el 56% y más del 60% de los votos. Tras su muerte, el presidente Maduro ganó las elecciones en 2013 y en 2018, aunque por un margen menor. La democracia floreció y las elecciones fueron libres y abiertas a todos los partidos.
12 – Como los candidatos respaldados por EE.UU. eran incapaces de ganar elecciones – prosigue Petras -, Washington recurrió a los disturbios callejeros violentos e hizo un llamamiento a la rebelión en el ejército para revertir los resultados electorales. El presidente Obama optó por aplicar sanciones al país, que Trump profundizó. Estados Unidos ha incautado miles de millones de dólares en activos venezolanos y en las refinerías petroleras en Estados Unidos. Luego escogió un nuevo presidente (no elegido), Guaidó, cuya misión era subvertir al ejército para que tomara el poder. Pero no lo consiguieron: apenas cien soldados, de un ejército de 267.000 efectivos, y unos pocos miles de simpatizantes de derechas secundaron la llamada. La revuelta de la oposición fue un completo fracaso.
13 – Este fracaso de Estados Unidos para derrocar a Chávez era previsible, pues las masas de votantes defendían sus logros socioeconómicos, su control del poder local, su dignidad y su derecho a ser respetada. Más del 80% de la población, incluyendo la mayoría de la oposición, se opone a una invasión de EE.UU.
14 – Las sanciones económicas de Estados Unidos – sigue postando Petra – han contribuido a una hiperinflación y a la muerte de unos 40.000 venezolanos debido a la escasez de suministros médicos. Pero con un cinismo que conturba, Trump culpa a Maduro de la escases de medicinas y alimentos, y cuando la luz se interrumpe por un acto terrorista del imperio, desde Washington dicen que eso ocurre por la falta de mantenimiento en las plantas, por descuidarlas.
Conclusión del artículo de James Petras
15 – Latinoamérica ha sufrido décadas de explotación y dominación por parte de Estados Unidos, pero también cuenta con una historia de resistencia popular exitosa, incluyendo las revoluciones de México, Bolivia y Cuba, y los movimientos sociales y triunfos electorales posteriores en Brasil, Argentina, Ecuador y Venezuela.
16 – El presidente Trump y su séquito asesino compuesto por el secretario de Estado Mike Pompeo, el consejero de seguridad John Bolton y el emisario especial para Venezuela Elliott Abrams han declarado la guerra al pueblo de Venezuela, pero por el momento han sido derrotados, en buena parte porque el pueblo ha defendido sus logros históricos. La mayor parte de los pobres y los trabajadores son conscientes de que una invasión y ocupación por parte de Estados Unidos produciría una masacre y la destrucción de las estructuras físicas de la nación, de su soberanía y su dignidad, tal como le han sucedido a Irak, Afganistán, Libia, Siria y a la antigua Yugoeslavia, cosa que hace la clase dominante de Estados Unidos con la clara intención de apropiarse del petróleo y otros recursos que posee Venezuela. A este respecto ya lo dijo Henry Kissinger: “Venezuela posee las mayores reservas de petróleo del mundo. Ellos las tienen y nosotros las queremos”. Concluye escribiendo James Petras.
Espere la segunda entrega:
Donald Trump no cumple su palabra
FUENTE AL MOMENTO