Tras rechazar la segunda propuesta de Constitución, ¿qué le espera a Chile?
Chile cerró en falso este domingo un largo y complejo proceso constituyente iniciado hace cuatro años, tras la mayor ola de protestas de la democracia de este país, y eligió mantener la Constitución vigente, heredada de la dictadura militar y reformada en numerosas ocasiones, al rechazar la propuesta conservadora impulsada por la derecha y la ultraderecha.
Chile inicia ahora un proceso de dos años en los cuales estará pendiente de la contingencia política y de una larga campaña electoral con vistas a las próximas presidenciales, a finales de 2025.
Con un 44,24 % de votos a favor del nuevo texto y 55,7 % en contra, con el 99,3 % escrutado, la ciudadanía descartó el nuevo proyecto, en una jornada marcada por el desinterés y el hartazgo electoral que llevó a más de 350.000 personas a presentar excusas para no asistir a las urnas.
«El proceso constitucional actual inició con mucha desconfianza por parte de la ciudadanía, porque el tema constitucional fue perdiendo fuerza», explicó a EFE el académico de la Universidad Diego Portales, Rodrigo Espinoza.
El texto no logró un consenso político en el Consejo Constitucional que lo redactó, compuesto por 50 consejeros elegidos el pasado mayo, donde la derecha y la ultraderecha contaron con mayoría, con 11 y 22 escaños, respectivamente.
«Construyeron un texto de carácter más bien identitario, una suerte de programa de Gobierno pensando más bien en construir una identidad de partido en lugar de llegar a una propuesta de consenso. Ese distanciamiento y falta de acuerdos fueron percibidos por la ciudadanía», agregó Espinoza.
RETORNO AL CENTRO
El progresismo chileno se vio atrapado en una gran paradoja: tener que defender la carta fundamental vigente, que repudió durante décadas por su origen dictatorial, o aprobar la emanada del Consejo Constitucional, de mayoría ultraconservadora.
«Al menos la propuesta anterior y la actual, ambas de carácter identitarias, fueron rechazadas. Lo que se esperaría idealmente sería el retorno de la política al centro, pero hay que ver el momento», enfatizó el académico.
Sin margen para un nuevo intento, porque Gabriel Boric ya ha rechazado un nuevo proceso durante su mandato presidencial, sectores de izquierda y centro-izquierda esperan traspasar los avancen en materia constitucional al Congreso, que hace un año redujo el quórum para modificar la carta magna.
CIERRE POR AL MENOS DOS AÑOS
«En lo inmediato, esto cierra el proceso, aunque no sabemos mucho qué va a pasar en el futuro, tanto en la coyuntura que puede exigir un cambio constitucional amplio como en el propósito de las izquierdas, que nunca han renunciado a tener una nueva Constitución», dijo a EFE el investigador del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES), Rodrigo Pérez de Arce.
Si bien desde casi todo el espectro político, incluyendo al Gobierno, se ha insistido en que cualquier resultado implicaba un término de la discusión constitucional al menos durante este mandato, el rechazo a la propuesta, dicen especialistas, «no ratifica la Constitución vigente».
La politóloga de la Universidad de Concepción, Jeanne Simón, apuntó que «la gente votó en contra de la propuesta que se plebiscitaba, pero no necesariamente a favor de la actual Constitución. Esa interpretación sería una equivocación».
GIRO HACIA LA CONTINGENCIA
Con estas nuevas condiciones, agregó Simón, se acentúa un discurso que buscar «avanzar hacia una política más constructiva, que supere la lógica de suma cero donde yo gane y tú pierdas, impulsando reformas en una nueva versión».
Pese a que no tiene la fuerza en el Congreso para concretar en primera instancia sus reformas estructurales, el Gobierno sí alcanza un «nuevo aire», según Pérez de Arce, aunque «el triunfo de «En Contra» no puede ser atribuido a su éxito electoral».
«La verdad es que no se veía que una propuesta nueva de Constitución fuese la llave maestra para los temas que ahora están en primera línea de la agenda como todo lo que es seguridad, economía, narcotráfico, crimen organizado, salud, educación, pensiones», apuntó por su parte Espinoza.
«Así que la verdad es que ése es un llamado también de la ciudadanía hacia la clase política para poner el foco ya en las discusiones más contingentes», subrayó.
Tras el fracaso del primer intento en septiembre de 2022, cuando la ciudadanía también rechazó otro proyecto constitucional, en aquel caso de impronta progresista, la de hoy fue la quinta votación constitucional desde 2020.