Un mes de guerra entre Israel y Hamás: más de 11,400 muertos y una población acorralada

Tras décadas de tensiones apaciguadas pero latentes, el conflicto estalló nuevamente en Medio Oriente: Israel le declaró la guerra al grupo islamista Hamás, luego de que este perpetrara el 7 de octubre el peor ataque contra judíos desde el Holocausto. Desde ese momento, la violencia no ha cesado, principalmente en la Franja de Gaza, donde las Fuerzas de Defensa de Israel han fijado su propósito de aniquilar a Hamás, con una población civil devastada en medio del conflicto.

Ha sido un mes de constantes bombardeos, posiciones políticas divididas, protestas en todo el mundo y la amenaza de una escalada del conflicto, con una cifra de víctimas mortales que supera las 11.000, el 90 % en la Franja de Gaza.

Hasta hoy, el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, ha reportado más de 10.000 muertos y 25.000 heridos en el enclave palestino. Mientras que el Ministerio de Salud israelí contabiliza alrededor de 1.400 decesos desde el ataque del 7 de octubre.

Datos alarmantes si se comparan con la guerra en Ucrania, en la cual se estima que han muerto 9.900 civiles en 20 meses de conflicto, según informes de la ONU.

Así hemos informado en France 24 los hechos más relevantes durante este primer mes de guerra:

El 7 de octubre, el sol apenas se asomaba en el Medio Oriente. Unas 3.000 personas bailaban y disfrutaban al ritmo de la música electrónica en el festival ´Tribe of Nova´, a unos cuantos kilómetros de la Franja de Gaza. De repente, la música se detuvo y estelas de cohetes se vieron en el cielo despejado.

Militantes del grupo islamista Hamás incursionaron desde la Franja de Gaza hacia Israel en vehículos, lanchas e, incluso, se lanzaron en parapente hacia el lugar donde se celebraba el festival electrónico y empezaron a disparar indiscriminadamente contra personas que se les cruzaban por el camino.

En los kibutz –comunas agrícolas judías– del sur de Israel la situación era similar.: integrantes de Hamás recorrieron esas comunidades, disparando casa por casa, en las calles y contra los automóviles, sin discriminar si eran niños, ancianos o mujeres.

Mientras que en Tel Aviv, miles de personas despertaban por el sonido de las alarmas antiaéreas y por las alertas de sus celulares, que les advertían que tenían menos de tres minutos para resguardarse en los búnkeres, mientras que la cúpula de hierro destruía los más de 5.000 cohetes que reportó haber lanzado Hamás ese día. 

Israel vivía un ambiente festivo por la celebración del fin del ´Sucot´, una de las festividades judías más importantes del año, además del sabbat, el séptimo día de la semana del calendario hebreo y día de descanso para los judíos.

El saldo del atentado sorpresa: más de 1.400 muertos en Israel, cientos de heridos, un número aún inexacto de rehenes, que se cree están en la Franja de Gaza, y una declaratoria de guerra. 

«Estamos en guerra y el enemigo pagará un precio sin precedentes», dijo al mundo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, luego de ordenar el despliegue de sus tropas y arsenal en contra de la Franja de Gaza, además de advertir que se trata de una «guerra larga y difícil».

Tras los ataques de Hamás, rápidamente las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se reunieron y trazaron un plan para avanzar con su objetivo de destruir por completo al grupo islamista, incluyendo el despliegue de al menos 350.000 reservistas hacia la Franja de Gaza.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijo que sus tropas se encontraban en «una situación de seguridad especial» y aseguró que se desplazarían en un radio «de cero a 80 kilómetros» desde la Franja de Gaza.

En Tel Aviv, las alarmas continuaban sonando, se reportaban heridos tras ser alcanzados por esquirlas de cohetes y el mundo se estremecía a medida que se iban conociendo videos y testimonios de víctimas en el festival de música y en los kibutz.

Mientras que, desde la frontera norte de Israel, en territorio libanés, el grupo chiita Hezbolá inició una serie de lanzamientos de cohetes en solidaridad con Hamás, ataques que se han mantenido activos durante este último mes.

«La resistencia islámica de Hezbolá atacó tres posiciones del enemigo sionista en las granjas libanesas ocupadas de Shebaa, con gran cantidad de proyectiles de artillería y misiles teledirigidos», afirmó el grupo terrorista libanés en un comunicado.

Entretanto, todas las aerolíneas que volaban desde y hacia Tel Aviv cancelaron sus vuelos por seguridad, causando caos para turistas y extranjeros que buscaban salir de este territorio. La única aerolínea en operar fue la israelí El Al, dotada con un moderno sistema para interceptar misiles.

La respuesta de Estados Unidos ante el ataque de Hamás fue inmediata: «Nuestro país está junto al pueblo de Israel ante estos ataques terroristas, nunca dejaremos de respaldarlos», dijo el presidente Joe Biden, luego de comunicarse con el primer ministro israelí.

Biden agregó que se trató de la «peor masacre de judíos en un solo día desde el Holocausto» y demostró su apoyo con el envío del USS Gerald Ford, el portaaviones más grande del mundo, además de aviones de guerra, buques y municiones militares.

Por su parte, la Unión Europea (UE) también expresó su apoyo a Israel y recortó de inmediato las ayudas a los territorios palestinos, además de poner bajo revisión la totalidad de sus proyectos relacionados con esa población.

«Todos los pagos se suspenden inmediatamente. Todos los proyectos puestos en revisión. Todas las propuestas presupuestarias, inclusive para 2023, pospuestas hasta nuevo aviso. Evaluación integral de todo el portafolio», señaló Oliver Varhelyi, comisario europeo de Ampliación y Vecindad.

El Gobierno israelí anunció su plan de «asedio total» contra la Franja de Gaza, vigente hasta la fecha y que consiste en el corte de suministros como electricidad, comunicaciones y agua potable, la restricción de ingreso de alimentos, suministros médicos y el cierre de todas las fronteras del enclave, prohibiendo la entrada o salida de cualquier persona. 

El argumento israelí: debilitar a los combatientes de Hamás dentro de Gaza, camuflados con una población estimada en 2,3 millones de habitantes en un espacio que no supera los 400 kilómetros cuadrados, lo que convierte al enclave en uno de los lugares más densamente poblados de la Tierra.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció la conformación de un Gobierno de emergencia, lo cual quiere decir que no se «promoverán proyectos de ley ni decisiones gubernamentales distintos a la conducción de la guerra«, según explicaba un comunicado.

Antes de esta declaración, el Gobierno del ultraderechista Benjamín Netanyahu sufría fuertes divisiones, además de meses de protestas por parte de los israelíes en contra de una reforma judicial que buscaba quitarle poderes a los jueces del país.

Netanyahu ya había sido primer ministro entre 1996 y 1999, luego entre 2009 y 2021 y finalmente, en diciembre de 2022, logró un tercer periodo con una mayoría parlamentaria, sumando 64 de los 120 escaños.

En una entrevista exclusiva con France 24, Yair Lapid, líder de la oposición israelí, habló sobre los acuerdos alcanzados con el Gobierno de Netanyahu para hacer frente a la guerra.

Mientras, en el mundo occidental se encendieron alarmas ante posibles ataques terroristas y antisemitas. En Francia, las autoridades desplegaron al menos 10.000 policías, principalmente en inmediaciones de escuelas y sinagogas.

Y a unos kilómetros, en Alemania, se recibieron reportes de viviendas que fueron marcadas con estrellas de David, anunciando que allí habitaban judíos, actos que encendían las alarmas de las autoridades.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, llegó a Tel Aviv como una muestra de respaldo a su histórico aliado Israel.

Durante una rueda de prensa con el primer ministro Netanyahu, aseguró que se había confirmado la muerte de al menos 25 ciudadanos estadounidenses durante el ataque de Hamás.

«Mientras Estados Unidos exista, Israel no tendrá que defenderse por su cuenta. Estaremos siempre de su lado», dijo el jefe de la diplomacia estadounidense, luego de recordar sus vínculos judíos por su padre y su abuelo.

Francia y Alemania prohibieron las manifestaciones públicas a favor de la causa palestina dentro de sus territorios, argumentando «amenazas» terroristas, luego de reportar disturbios durante algunas protestas.

Mientras que las FDI recomendaron a los habitantes del norte de la Franja de Gaza que se desplazaran al sur del enclave, una población estimada en 1,1 millones de personas, tras advertir una posible intensificación en los bombardeos aéreos.

Durante la madrugada, un bombardeo aéreo alcanzó las instalaciones del hospital Al-Ahli de la ciudad de Gaza, que albergaba cientos de enfermos y heridos por la guerra, además de decenas de desplazados que buscaban un lugar seguro donde resguardarse.

El fatídico saldo: más de 500 muertos, según reportó el ministerio de Salud palestino, controlado por Hamás, incluyendo niños y mujeres embarazadas. Un hecho del cual no se ha podido demostrar responsabilidad por ninguna de las partes.

Hamás acusó a Israel de haber atentado contra civiles indefensos, mientras que las FDI negaron su responsabilidad y culparon al movimiento Yihad Islámica de estar detrás del atentado. El ataque violó el Convenio de Ginebra, que defiende que los hospitales no pueden ser objetivos de guerra.

«Ya no hay lugar seguro en Gaza (…) Continúan los intensos bombardeos de las fuerzas israelíes desde el aire, el mar y la tierra.», sentenció la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos a través de su cuenta de X.

Las medidas de seguridad fueron reforzadas en Tel Aviv para la llegada del Air Force One con Joe Biden, quien se reunió con Netanyahu y medió para que Israel aceptara la entrada de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.

Su visita se dio en medio de las tensiones generadas en la región por el bombardeo al hospital de Al-Ahli y Biden respaldó la versión de Israel, que le atribuye a la Yihad Islámica el ataque.

Eso motivó que Jordania cancelara la cumbre que estaba programada con el rey Abdalá II, con el presidente egipcio, Abdelfatah El-Sisi, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas

Luego de múltiples llamados, condenas internacionales y diversos esfuerzos diplomáticos, Israel autorizó el ingreso de un primer convoy con ayuda humanitaria a través del paso fronterizo de Rafah, limítrofe con el norte de Egipto.

La ONU informó sobre el paso de 20 camiones cargados con alimentos, agua potable y suministros médicos, pero sin combustible, ya que las autoridades israelíes aseguran que esto podría favorecer a Hamás.

Y aunque fue un gesto bien recibido por la comunidad internacional, la ONU había recomendado previamente el ingreso de 100 camiones diarios para suplir las necesidades de las personas dentro del enclave.

Israel bombardeó una mezquita en la ocupada Cisjordania, supuestamente utilizada por milicianos de Hamás y el grupo Yihad Islámica. Mientras, el grupo chií libanés Hezbolá eleva a 12 sus bajas en ataques cruzados con Israel.

Al tiempo, como internet y las redes sociales han permitido el seguimiento de esta guerra en todo el mundo y casi que en tiempo real, se ha generado la indignación y el repudio de millones de personas, por lo que ese fin de semana se reportaron marchas masivas en distintos continentes. 

A lo largo del conflicto, la sede de las Naciones Unidas en Nueva York ha vivido momentos tensos, con múltiples acusaciones y falta de consensos respecto a la guerra.

Uno de ellos se dio cuando el secretario general de la ONU, António Guterres, lanzó fuertes críticas en contra de Israel:

«Los ataques de Hamás del 7 de octubre no vienen de la nada: el pueblo palestino ha estado sometido a 56 años de ocupación asfixiante», dijo el secretario general de la ONU, además de culpar a Israel de cometer «claras violaciones» contra los Derechos Humanos, refiriéndose a los bombardeos que hasta esta fecha dejaban unos 2.000 niños muertos.

Estos comentarios despertaron la indignación de la delegación israelí durante la reunión del Consejo de Seguridad. «El secretario general, que muestra comprensión por la campaña de asesinatos en masa de niños, mujeres y ancianos, no es apto para dirigir la ONU», dijo el embajador Gilad Erdan en su cuenta de X, además de exigir su dimisión.

Mientras que del otro lado del mundo, el presidente francés, Emmanuel Macron, adelantaba una gira por Medio Oriente en la que se reunió el mismo día con el primer ministro israelí y con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina.

Desde Tel Aviv, Macron enfatizó en que Hamás «no representa la causa palestina» y defendió que la seguridad de Israel «no puede ser sostenible sin flexibilizar el proceso político con los palestinos», tras hacer un llamado a la creación de un Estado palestino para mediar el conflicto.

Unas horas después, Macron se desplazó a Cisjordania, desde donde expresó su apoyo a la población civil palestina durante la rueda de prensa que mantuvo con Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina.

«Escucho el sufrimiento de los civiles en Gaza, y para Francia nada puede justificarlo (…) Francia tiene una visión humana, la vida de un civil no vale más que la de otro civil, independientemente de la nacionalidad», aseguró Emmanuel Macron.

El Ministerio de Sanidad de Gaza, controlada por Hamás, declara el «colapso total» del sistema de salud de la Franja por la falta de combustible y por los bombardeos de Israel.

Por primera vez en 20 días y luego cuatro intentos fracasados, los países miembros de la ONU lograron un consenso para emitir una resolución en la cual se pedía un «cese de hostilidades» y se hizo un llamado a Israel para permitir un despliegue humanitario sobre la Franja de Gaza.

La resolución tuvo 120 votos a favor, 14 en contra y 45 abstenciones, dentro de la cual se destacó la negativa por parte de Estados Unidos. No obstante, la emoción fue notoria en la sala y se escucharon varios aplausos luego de lograrse la resolución.

Israel dijo que fue «un día oscuro para la ONU» y que sus miembros «defienden a los nazis terroristas de Hamás antes que al Estado de Israel». Mientras que la ONU recibió múltiples críticas por lograr un consenso tan tarde y por la falta de un carácter vinculante dentro de su resolución.

Durante varios días corrieron los rumores sobre una incursión terrestre sobre la Franja de Gaza, hasta que finalmente Daniel Hagri, el portavoz del Ejército de Israel, confirmó que su artillería e infantería incursionaron en el norte del enclave, defendiendo una «nueva etapa de la guerra«.

Las primeras tres semanas de conflicto, Israel efectuó múltiples ataques aéreos, con los cuales pretendía debilitar la infraestructura del enclave, para posteriormente incursionar por tierra y cumplir con su objetivo de destruir a Hamás.

Según ha defendido la Inteligencia israelí, Hamás tiene un moderno sistema de túneles subterráneos en la Franja de Gaza y oculta la entrada a ellos con hospitales, escuelas y edificios residenciales. De esa manera, Israel justifica los ataques contra objetivos civiles.

Luego de efectuar la primera parte de la incursión terrestre, se reportaron cortes en las telecomunicaciones y de internet al interior del enclave durante al menos dos días, causando consternación internacional al no saber la suerte que corrían los civiles en Gaza.

En tanto, el portavoz de las Brigadas Al Qasam, brazo armado de Hamás, Abu Obeida, pidió la liberación de todos los presos palestinos en cárceles israelíes a cambio de la puesta en libertad de los rehenes que secuestró en Israel el 7 de octubre.

«El gran número de prisioneros nuestros en manos del enemigo tiene el precio de vaciar todas las prisiones (israelíes) de presos palestinos», dijo.

Hamás asegura que al menos 195 palestinos, entre ellos varios bebés, murieron en los ataques israelíes contra el campo de refugiados de Jabalia en Gaza, el más grande del enclave. Israel aseguró que el bombardeo iba dirigido contra un centro de operaciones subterráneo de Hamás y no contra la población civil.

Cientos de personas encerradas durante tres semanas dentro de la Franja de Gaza celebran que finalmente Israel hubiera accedido a permitir la salida del enclave de heridos y de extranjeros o ciudadanos con doble nacionalidad. 

Las sirenas de un primer grupo de ambulancias daban la noticia de que heridos que necesitaban procedimientos médicos avanzados y cirugías podrían ser asistidos en hospitales de campaña establecidos en el norte de Egipto.

Asimismo, podían salir los extranjeros que quedaron atrapados dentro del enclave cuando iniciaron los enfrentamientos. Las autoridades palestinas habían reportado sobre al menos 45 nacionalidades distintas dentro de Gaza.

Mientras que el repudio se hacía sentir en América Latina. Por un lado, Bolivia anunció la ruptura de relaciones con Israel, mientras que Colombia y Chile llamaron a consultas a sus embajadores en Tel Aviv.

Posiciones que fueron cuestionadas por el ministerio de Exteriores de Israel, luego de que las tres naciones suramericanas denunciaran violaciones del Derecho Internacional Humanitario por el asedio total de Israel contra la Franja de Gaza.

El Ejército de Israel aseguró haber «cercado» la ciudad de Gaza, lo que describió como un triunfo para la invasión terrestre iniciada una semana atrás y para su plan de aniquilar por completo a Hamás.

Mientras que los enfrentamientos con Hezbolá continúan aumentando, luego de que Israel asegurara haber respondido a 19 ataques simultáneos desde Líbano.

El ministerio de Salud de Gaza denunció que Israel atacó un convoy de ambulancias que intentaba salir del hospital Al-Shifa, uno de los más importantes de la Franja de Gaza y que ha logrado mantener sus operaciones en medio de la destrucción.

El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, condenó el ataque y dijo estar «completamente consternado por los informes de ataques a ambulancias que evacuaban a pacientes».

Israel aceptó su responsabilidad argumentando que las ambulancias eran utilizadas para transportar combatientes y armas de Hamás que «se aprovechaban de la situación».

Mientras que el líder de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, se pronunció por primera vez desde el 8 de octubre y dijo que Israel está cometiendo errores al «perseguir objetivos» que no puede alcanzar.

«Durante todo un mes, Israel no pudo ofrecer ni un solo logro militar. Para aquellos que preguntan si entraremos en la lucha, puedo decir una cosa: hemos estado en la lucha desde el 8 de octubre», agregó Nasrallah.

Miles de personas se manifestaron en Tel Aviv en contra del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a quien acusaron de haber bajado la guardia ante los ataques de Hamás antes de que se produjeran a inicios del pasado mes.

Muchas familias de rehenes israelíes retenidos por el grupo islamista y que presuntamente permanecen secuestrados en la Franja de Gaza han criticado la respuesta del Gobierno y elevaron una protesta pidiendo la dimisión de Netanyahu, así como el regreso inmediato de sus seres queridos.

Unos días antes, el líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar, había dicho que estaría dispuesto a liberar a los 240 rehenes que anunció tener en su poder si Israel libera a 6.000 prisioneros en su territorio.

A lo que el primer ministro Netanyahu respondió negativamente y aseguró que sería su Gobierno el que pone las condiciones y no Hamás.

Un bombardeo israelí contra un campo de refugiados ubicado en el centro de Gaza mató a al menos 47 personas y dejó decenas de heridos, de acuerdo con lo anunciado por el Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, controlada por Hamás.

Por su parte, el Ejército de Israel aseguró que, tras recrudecer los ataques aéreos y terrestres, había logrado cortar en dos el territorio de la Franja de Gaza.

Mientras que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, realiza su tercera gira diplomática en Medio Oriente desde el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre.

Blinken se reunió con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, en una visita sorpresa a la Cisjordania ocupada, donde se elevó la cifra de muertos a 150 desde el inicio de la guerra.

El número de muertos en la Franja de Gaza supera los 10.000, al cumplirse un mes del inicio de la guerra entre Israel y Hamás. Según el Ministerio de Salud de la Franja, controlada por el grupo islamista, el 70 % de las víctimas mortales son mujeres, niños o ancianos.

El secretario general de la ONU, António Guterres, se refirió a la situación humanitaria y aseguró que el enclave palestino se está convirtiendo en un «cementerio para los niños». Naciones Unidas estima que «en promedio un niño muere cada diez minutos en Gaza» en el marco de este conflicto.

Guterres, además, anunció un fondo de 1.200 millones de dólares para 2,7 millones de palestinos, tanto los de Gaza como los de Cisjordania ocupada.